El «gigante extremeño»

Agustín Luengo Capilla (1849-1875), conocido como el « gigante extremeño », medía 235 centímetros y probablemente sea el español más alto de todos los tiempos.

Todo su cuerpo era desproporcionadamente grande , sus manos medían alrededor de cuarenta centímetros. Seguramente Agustín sufría una enfermedad endocrinológica que afectaba a la glándula encargada de la hormona de crecimiento. Se cuenta que tenía tan solo doce años cuando comenzó a ganarse la vida viajando de feria en feria, como atracción circense .

El doctor González Velasco se enteró de la existencia del gigante fue a visitarle para conseguir que donara su cuerpo al Museo Nacional Antropológico y lo consiguió. El Museo acordó pagarle una renta diaria de 2,50 pesetas diarias mientras viviera, a cambio de que donase su cadáver al museo.

Agustín falleció a los veintiocho años, a consecuencia de la tuberculosis, y actualmente su cuerpo es una de las principales atracciones de la exposición permanente del museo.