Historia
El Infante español al que le revocaron sus títulos por ser republicano y murió en un duelo
Enrique de Borbón y Borbón-Dos Sicilias falleció en un duelo en Carabanchel contra uno de los hijos del último Rey de Francia, el Duque de Montpensier, en 1870. Pese a sus simpatías por grupos republicanos y socialistas franceses, el nieto de Carlos IV no dudó en postularse en 1868 como candidato a reinar en España ante la salida de Isabel II
La revocación de títulos nobiliarios no ha sido un recurso frecuente en la Historia de España y menos en los casos que afectan directamente a familiares del Rey, la única persona que tiene facultad para hacerlo. La retirada del título de Duquesa de Palma de Mallorca a la Infanta Doña Cristina es la primera desde la restauración de la Monarquía, un periodo donde ni siquiera cuando el duque de Feria fue condenado por el Tribunal Supremo por rapto, corrupción de menores y delito contra la salud pública se decidió tomar una decisión así. Para encontrar un antecedente directo hay que remontarse a 1924, cuando Alfonso XIII retiró la dignidad de Infante a Luis Fernando de Orleans por su vida disipada. Y una generación más atrás, aparece la trágica historia del Infante Enrique de Borbón y Borbón-Dos Sicilias –nieto de Carlos IV de España– al que le fueron revocados, en su caso, todos los títulos por su estrecha vinculación con grupos republicanos durante la Revolución francesa de 1848.
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Enrique de Borbón y Borbón-Dos Sicilias era hijo de Francisco de Paula de Borbón, cuya salida de Madrid durante la invasión francés sirvió de detonante para el célebre Levantamiento del dos de mayo, y de la Princesa Luisa Carlota de Borbón-Dos Sicilias. Su parentesco, por tanto, le convertía en nieto de dos reyes, el de España y el del Reino de las Dos Sicilias. No obstante, la sangre azul no era un valor a alza en el año de su nacimiento , 1823, en medio del convulso Trienio Liberal. Frente al avance de los Cien Mil Hijos de San Luis hacia Madrid, el gobierno liberal ordenó trasladar la Corte a Sevilla, donde nació el sobrino del Rey. Por esta razón, Fernando VII le concedió, además del tratamiento de Infante de España, el título de Duque de Sevilla.
Un Infante de España criado en el destierro
Las desavenencias entre la Reina María Cristina de Borbón, viuda de Fernando VII y regente del reino en nombre de su hija Isabel II, y la madre de Enrique causó a su núcleo familiar el destierro a París. En la capital de Francia, donde era Reina una pariente directa de su madre, María Amalia, Enrique y sus hermanos vivieron con bastante acomodo, no sin sentir cierta hostilidad hacia el carácter frívolo de sus parientes franceses . Los niños fueron educados en el liceo Henri IV, donde el joven Infante de España conoció a su primo y enemigo más íntimo, Antonio de Orleans, uno de los diez hijos del último Rey de Francia. La intensa rivalidad entre ambos en aquellos años terminó mutando en una enemistad enfermiza que costó la vida a Enrique y el trono de España a Antonio de Orleans solo un par de décadas después.
La expulsión de España de la Reina regente en 1840 permitió que Don Enrique regresara a su tierra natal para comenzar una provechosa carrera militar en Ferrol. En 1843 fue ascendido a teniente de navío y fue comandante del bergantín «Manzanares». Fue por entonces, ya como capitán de fragata, cuando sonó entre los candidatos a casarse con la Reina Isabel II. Sin embargo, ésta acabó casándose con el afeminado hermano de Don Enrique , Francisco de Asís, duque de Cádiz, y la hermana menor de la Reina lo hizo con su rival íntimo Antonio de Orleans. El carácter altivo del Infante vio en estos matrimonios un agravio directo hacia su figura, ganándose el primero de los destierros que iba a sufrir de adulto por participar en los hechos revolucionarios ocurridos en Galicia en 1846.
Cuando pudo regresar a España años después, el Duque de Sevilla se enamoró locamente de la dama valenciana Elena María de Castellví y Shelly en la Corte madrileña. Frente a la oposición de la Reina Isabel II, la pareja decidió casarse en secreto en Roma, el 6 de mayo de 1847, lo cual motivó la expulsión de ambos a Bayona, desde donde se trasladaron a vivir a Toulouse. Con el estallido de la Revolución de 1848 que terminó definitivamente con la Monarquía en Francia, Don Enrique se dedicó a lanzar manifiestos en los que aparece apoyando la ideología republicana y haciendo él mismo profesión de republicanismo, a la vez que escribió otros manifiestos dirigidos a los españoles, a los que anima a que siguieran el ejemplo de Francia para librarse de la opresión borbón. Esta actitud, más motivada por su aversión hacia sus parientes franceses que por auténtico convencimiento ideológico, desembocó en la decisión de la Reina de revocarle todos sus honores, cargos y títulos , entre los que se seguía contando el tratamiento de Infante de España.
Su falta de coherencia hicieron que las fuerzas políticas dejaran de tomarle en serio
A la vista de las terribles consecuencias de su actuación revolucionaria, Enrique solicitó el perdón de su prima para poder al menos volver a España. En sus cartas de arrepentimiento, el otrora Infante de España aseguró que él no había querido decir lo que los demás habían interpretado y mostró su mayor deseo de volver a la protección de su familia. Finalmente, le fue restituido el título de Duque de Sevilla y fue reintegrado en la Armada, aunque fue solo con carácter de supernumerario y en calidad de excedente. Sin embargo, su falta de coherencia política y sus numerosos destierros hicieron que las principales fuerzas políticas españolas dejaran de tomarle en serio. Cuandos en los años 1866-67 se organizó una revolución contra Isabel II , los incitadores ignoraron a Don Enrique, quien se había ofrecido públicamente a colaborar con el general Juan Prim y con el resto de miembros del progresismo.
El Desafío de Carabanchel: Enrique vs. Antonio
Al contrario de Enrique, los Duques de Montpensier –Antonio de Orleans y su esposa– sí participaron intensamente en esta revolución hasta el grado de posicionarse como los principales candidatos a reinar el país. De hecho, la financiación del levantamiento corrió a cargo en parte de la hipoteca sobre el palacio y las dos fincas que tenían el matrimonio en Sanlúcar de Barrameda. La esperanza de Antonio de Orleans era alzarse Rey en el proceso constituyente, casi un casting de reyes, que se organizó en 1870. No en vano, Don Enrique publicó varios artículos insultantes contra la figura de Antonio de Orleans para desacreditar sus aspiraciones al trono de España y de paso ofrecerse él. La disputa desembocó en un duelo en Carabanchel de terribles consecuencias.
Antes del desafío mortal celebrado en un paraje próximo al actual Barrio de La Fortuna, en Leganés, el 12 de marzo de 1870, Enrique llegó a afirmar que no le importaba cuál pudiera ser el resultado de aquel enfrentamiento, «pues cualquiera que fuese, lograría su propósito, de forma que si Montpensier moría no sería Rey , pero si era él, tampoco lograría Montpensier la Corona, pues no podría ser Rey quien hubiese matado a otro miembro de la Familia Real». Y no se equivocaba. Tras errar en sus primeros disparos ambos duelistas, lo cual en circunstancias normales hubiera considerado como resuelto el duelo, el Duque de Montpensier acertó con su segundo disparo impactando en la frente de su adversario Enrique de Borbón y Borbón-Dos Sicilias.
La trágica muerte del que fuera Infante de España antes de que Isabel II le retirara el título causó indignación en las cortes de Europa. Dada la categoría de militar del Duque de Montpensier se le formó un consejo de guerra, que le impuso un mes de arresto por participar en una acción así. Caído en desgracia en el peor momento, Antonio de Orleans solo obtuvo 27 votos frente a los 191 votos de Amadeo de Saboya cuando las Cortes votaron para elegir al nuevo Rey de España el 16 de noviembre de 1870.