«¿Aquí...?¿Dos muertos?¿Seguro?»

No fue de noche, ni de madrugada. Si no por la mañana y a plena luz del día. A las diez de la mañana, el 112 recibía una llamada de una mujer alertando de un fuerte sonido, «como de un disparo, una detonación». Minutos después llegaba los primeros datos sobre la presencia de dos cuerpos sin vida en el interior de una vivienda y también los primeros curiosos atraídos por el ruido de las sirenas de las ambulancias. «Aquí es normal escucharlas», explicaba una de los vecinos de la zona, «tanto, que ya ni siquiera nos asustamos». Por eso, la sorpresa vino cuando la ambulancia no sólo no pasó de largo sino que vino acompañada de las sirenas de la Policía Nacional. «Han llegado todos, han cortado la calle y los policías se han puesto los chalecos antibalas», relataba otro vecino. «Todo ha sido muy rápido. Al principio nos hemos asustado pero luego se ha ido calmando la cosa».

El ruido de los disparos había pasado desapercibido en el resto de inmuebles cercanos. Preguntados varios de los vecinos de los bloques colindantes aseguraron «no haber escuchado nada», ni gritos ni nada. Tampoco los que comparten edificio. Una de las vecinas que vive en el sexto y prefirió no dar su nombre negó haber escuchado ningún estruendo. «Nada. Ni mi hijo ni yo hemos oído nada, estábamos durmiendo», aseguró, «vivimos en la otra parte del bloque por lo que es normal no haber escuchado nada». Tampoco se percató otra de las vecinas que también quiso pasar desapercibida. «Ayer llegué tarde de trabajar, sobre las dos de la madrugada y acabo de levantarme. Cuando he bajado a comprar el pan me he encontrado con todos los policías». Por su parte, los vecinos del primero y del segundo, principalmente, debían esperar en sus casas para prestar declaración ante la Policía. Algunos se asomaban a sus terrazas para poder atisbar cómo marchaba el ritmo de la investigación.

Teorías y rumores

Poco a poco el número de curiosos fue aumentando y también el de las teorías sobre lo acontecido en el segundo piso del número 38 de la avenida Portugal. Lo primero que sorprendía a los recién llegados era el sitio, un bloque de viviendas de nueva construcción y de no más de cinco años de antigüedad al que «han venido a vivir gente con dinero. Porque estos pisos no son baratos».

A falta de una versión oficial a la que ajustarse, la rumorología avanzaba sin ton ni son por los apenas 50 metros que separa García de Sola de la avenida Juan Carlos I. «¿Aquí? ¿Estás segura? ¿dos muertos?». Las preguntas se sucedían una y otra vez cada vez que una persona nueva se incorporaba al grupo que hacia guardia tras la cinta policial que impedía el paso desde las diez de la mañana. Las respuestas variaban en función de la persona a quien se le preguntase. «Dicen que era guardia civil», afirmaba uno, «por lo visto han encontrado el cuerpo en el patio interior de las viviendas», añadía otro, «un parricidio» apuntaba el último aunque ninguno de los tres tenía razón. Muchos, se limitaban a repetir una y otra vez lo escuchado por los que llegaron antes a pesar de que ni siquiera los agentes de Policía que custodiaban la calle sabían a ciencia cierta lo acontecido horas antes en el interior de la vivienda. Muchas preguntas y pocas respuestas para el cerca de centenar de personas que aguardaban expectantes a ambos lados de la calle para ver algún movimiento. La gran mayoría permaneció toda la mañana, hasta pasadas las dos y media de la tarde, cuando los dos cuerpos de los fallecidos fueron conducidos al Instituto de Anatomía Forense de Cádiz a la espera de la autopsia. Una vez se marchó el furgón, el tráfico de la avenida, cortado hasta entonces, se restableció y la normalidad volvió a la calle.