Mariela Castro, en San Francisco el pasado miércoles. :: AFP
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La hija del presidente de Cuba se enfrenta a los exiliados en EE UU

NUEVA YORK. Actualizado: Guardar
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Durante décadas la familia Castro ha optado por ignorar públicamente al exilio cubano en EE UU, pero la nueva generación trae otra filosofía. Mariela Castro, hija del presidente y sobrina del legendario comandante, estrenó el miércoles su visita al país norteamericano con duros ataques hacia sus paisanos del exilio.

Según esta sexóloga que dirige el Centro Estatal de Educación Sexual (CEES), «un grupo de la mafia cubana en EE UU le está quitando los derechos al pueblo norteamericano de viajar a la isla». «No se puede permitir que un pequeño grupo de delincuentes continúe manipulando y haciendo difícil para EE UU y Cuba tener una relación. No dejen que nos separen. Ustedes son millones contra una mafia de personas sin escrúpulos. Cuando los cubanos luchamos contra el embargo también estamos luchando por sus derechos», arengó.

Los médicos y activistas del Rainbow World Fund que la han invitado a San Francisco respondieron con un sonoro aplauso. Mariela Castro dijo que «no esperaba un recibimiento tan cálido», particularmente tras las críticas que ha recibido el Gobierno de Barack Obama por concederle el visado.

Si bien las leyes estadounidenses prohíben la entrada en el país de funcionarios del régimen, la hija de Raúl Castro no tiene ningún puesto en el Ejecutivo, pese a que el instituto que dirige sea estatal. «Está ayudando a cambiar las actitudes homofóbicas que hay dentro del país», defendió Jeff Cotter, director del Raimbow World Fund.

Cuando el sida apareció en la isla, a principios de los 80, el régimen de Fidel Castro encerró a los enfermos en campos de concentración y presionó para que los homosexuales se fuesen. Ella ha cambiado esa actitud y ha permitido incluso que se aprueben leyes para facilitar el cambio de sexo en la sanidad pública cubana. Dice que su padre aprueba en privado el matrimonio homosexual, pero aún no ha aceptado defender en público.

Tras oírlo, la hija de Raúl Castro dijo satisfecha que «si fuera estadounidense lo votaría», porque aunque el matrimonio gay puede ser un tema político durante la campaña cree que es «sincero y habla desde el corazón».