Mariano Rajoy atiende a los medios de comunicación al término de la cumbre informal de jefes de Estado y de Gobierno de la UE. :: EFE
Economia

El eje franco-alemán se agrieta en el peor momento para la UE

El distanciamiento de Hollande y Merkel complica la reacción en un mes de junio crucial por el riesgo de fractura del euro

BRUSELAS. Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

El eje franco-alemán ha empezado a chirriar en un momento crucial para la UE. El distanciamiento escenificado por Angela Merkel y François Hollande en la cumbre del miércoles sume al bloque en una crisis de liderazgo con el riesgo de fractura del euro en el horizonte y la recesión castigando a cada vez más socios. A estos retos se suma la necesidad de diseñar un nuevo futuro para la moneda única que termine por convencer a los mercados de que el proyecto es irreversible. Con los especuladores al acecho, la Unión Europea se ha marcado como objetivo contar con las respuestas necesarias en cinco semanas. En un nuevo encuentro programado para finales de junio, se sabrá si Europa es capaz de avanzar sin París y Berlín como capitanes indiscutibles de la nave.

Hollande fue la estrella en Bruselas en su estreno en las citas comunitarias. Los medios germanos recordaban ayer que el líder socialista supo ganarse la atención de todos los focos. Al final de la cumbre, fue el más perseguido en detrimento de una Merkel acostumbrada a acaparar los flashes. Algunos analistas calificaban hasta de «audaz» su clara apuesta por los eurobonos pese a que sabía que incomodaría mucho a la canciller germana.

El líder socialista, siempre con unas maneras exquisitas, fue contundente durante la cena informal con el resto de miembros de los Veintisiete. Apostó abiertamente por dos elementos que son intocables para Alemania, el país que más dinero aporta al fondo de rescate y la auténtica locomotora del continente en plena recesión. Hollande respaldó la creación de los eurobonos, aunque no pidió que se pongan en marcha mañana. En segundo lugar, reclamó que el mecanismo de emergencia pueda recapitalizar los bancos gracias a una mayor vinculación con el BCE, lo que tendría efectos a corto plazo.

Las dos propuestas suenan casi al anticristo en Alemania. Con el país convencido de que los socios en apuros están pagando por derroches pasados, el Gobierno de Merkel defiende la austeridad y las reformas estructurales como única vía para el éxito económico. El Bild, la gran referencia informativa germana, tachaba ayer de «arrogante» la actitud del mandatario francés. «Hollande quiere ser el comandante. Sin embargo, sigue con la trayectoria de su campaña electoral, que solo conduce al fracaso», indicaba antes de añorar la unidad con Sarkozy. «Merkozy era una pareja. Merkollande no existe y eso significa un problema más para Europa», agregaba el rotativo.

Guiño a los vulnerables

En materia de crecimiento, el lema central de la cumbre, los dos líderes se mostraron mucho más próximos de lo que se pensaba. Merkel, hasta ahora reacia a cualquier gesto alejado de la austeridad, dio su aprobación a los bonos de proyectos. Incluso, propuso que se empiecen a utilizar primero en los socios más castigados como Grecia, Portugal, España e Italia. Respaldados por la Unión Europea, estos títulos buscarán financiación privada para impulsar infraestructuras. También parece seguro que se reforzará el capital del Banco Europeo de Inversiones, lo que permitiría elevar a 60.000 millones su capacidad de crédito, y se apostará por reprogramar los presupuestos comunitarios para enfocarlos directamente a estimular la actividad.

La cuestión griega, de momento, no es uno de los elementos de mayor fricción entre los dos grandes de la UE. Los Veintisiete subrayaron su compromiso para que Grecia siga en el euro siempre que cumpla con los recortes pactados.

La nueva cita será el 28 y 29 de junio. Entonces, se tomarán decisiones. La gran incógnita que flota en el ambiente es cómo se alcanzarán los consensos necesarios. Hollande y Merkel, a diferencia de lo que ha sucedido a lo largo de la crisis, no presentaron una agenda común en Bruselas y se desconoce si también acudirán por separado al próximo encuentro. La división actual se ha proyectado sobre el resto de socios, que de momento se han alineado con uno u otro. A grandes rasgos, Alemania cuenta con el respaldo de los países del Norte y Francia con los del Sur.