¡QUÉ CUMBRE, QUÉ CUMBRE!
Actualizado: GuardarLa cumbre Iberoamericana de Jefes de Estado y de Gobierno se clausuró ayer en Cádiz con un notable éxito de participación y apenas 600 heridos graves. Como estaba previsto, contó con la asistencia de expertos estadistas y también de Evo Morales. El presidente de Bolivia, que se negó a prescindir del poncho a pesar de que decenas de gaviotas, cormoranes y otras aves palmípedas pretendían anidar en sus axilas, se convirtió en el protagonista absoluto del evento, y no solo gracias a sus largos paseos por la avenida a lomos de una llama. Morales intentó explicar el motivo por el que su Gobierno había procedido en mayo a la expropiación de Red Eléctrica Española. La prensa le pidió que explicara antes por dónde quedaba más o menos Bolivia y, de paso, qué le había hecho a su peluquero. «Tenemos dignidad», recalcó Morales, a pesar de su flequillo. «Ustedes se nos robaron todito el oro del Potosí y nosotros ahora el cobre del cableado», insistió, sin bajarse de la llama, que defecó en reiteradas ocasiones en el Salón de Plenos en una clara actitud desafiante.
Morales había desatado la semana anterior el enfado de la organización al atribuírsele el siguiente anuncio en prensa: 'Morenito corpulento, exjugador de baloncesto y de rasgos exóticos busca madurita argentina, preferiblemente viuda, para expropiar y lo que surja'. El presidente de Honduras, Porfirio Lobo, pidió una vez más perdón por su nombre y luego mostró su enfado: «Iberoamérica entera se avergüenza de Morales», declaró. «Ese corte de pelo no puede quedar impune». En la misma línea se manifestó Otto Pérez (nombre real), presidente de Guatemala, quien dedicó buena parte de su intervención a defender la existencia física de su Estado. «Estoy empezando a hartarme. Por última vez: Guatemala es un país. De verdad. Lo digo en serio. ¡Búsquense un jodido mapa!», recalcó, muy enfadado, ante la incredulidad de buena parte de la prensa. Otras potencias de la zona como El Salvador y Andorra sí expresaron su apoyo a Mariano Rajoy. «Hemos recuperado nuestro prestigio internacional», defendió el presidente español en el Oratorio de San Felipe Neri: «Trinidad y Tobago nos aprecia un poco».
Exceptuando la lucha a muerte sin reglas que celebraron Juan Manuel Santos (Colombia) y Rafael Correa (Ecuador), el polémico asunto del lanzallamas y el incidente con la navaja y la muñeca hinchable en el que se vieron envueltos Dilma Rousseff (Brasil) y Kid Betún (Cádiz), la cumbre transcurrió sin mayores conflictos. Cádiz ha dado al mundo una imagen de ciudad seria, organizativamente responsable, limpia y con infraestructuras y equipamientos de primera, según concluyó Teófila Martínez en el acto de clausura, mordiéndose el labio inferior y riéndose por lo bajini. El millón y medio de parados de Cádiz aplaudió a rabiar. «¡Qué cumbre, qué cumbre!», gritaba una señora por la calle, visiblemente emocionada. «¡Otra, otra!», exigían las masas enfervorecidas. «¡Ha venido hasta Maguila El Gorila!», llegó a constatar un chico ante la mirada desaprobatoria de Hugo Chávez.