Un hombre con la máscara de 'Anonymous' protesta frente a un puesto policial en El Cairo, cerca de la sede del Ministerio de Defensa. :: REUTERS
MUNDO

Egipto se debate entre los islamistas y el régimen

Amro Musa, el exsecretario general de la Liga Árabe, parte con cierta ventaja en las elecciones presidenciales

EL CAIRO. Actualizado: Guardar
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La campaña electoral para ocupar el cargo que durante 30 años desempeñó Hosni Mubarak comenzó ayer y, por primera vez en muchas décadas, nadie sabe quién ganará. Los comicios presidenciales egipcios deberán cerrar el largo y complicado proceso de transición. Aunque el último año ha enseñado a los ciudadanos a no creer demasiado en los calendarios y a esperar lo inesperado.

Todo es posible en un Egipto que ha visto en las últimas semanas cómo los tres candidatos favoritos, representantes de tres de las corrientes más potentes -los Hermanos Musulmanes, los salafistas y el antiguo régimen- eran descalificados. Un país que ha presenciado cómo el Parlamento mayoritariamente islamista abusaba de su autoridad para controlar el proceso de redacción de la nueva Constitución y un tribunal administrativo truncaba poco después sus planes y disolvía la Asamblea Constituyente.

Muchas promesas se han roto, como las de la junta militar, que tras asumir el poder de forma supuestamente interina prometió que regresaría a los cuarteles en seis meses, o las de los Hermanos Musulmanes, que aseguraron no aspirar a la jefatura del Estado. Las elecciones presidenciales deberán celebrarse el 23 y 24 de mayo, pero si el último año ha demostrado algo es que nada es seguro en Egipto.

La descalificación de Jairat al-Shater, Omar Suleiman y Hazem Abu Ismail ha vuelto a poner al frente de los comicios a Amro Musa, el político más camaleónico del país. Puede que el ex secretario general de la Liga Árabe no tenga seguidores tan viscerales como los de los tres aspirantes que se han quedado fuera, pero cuenta con suficientes apoyos y su estilo pretendidamente ambiguo podría granjearle gran parte del voto útil moderado. Ayer, una encuesta del Centro Al-Ahram de Estudios Políticos y Estratégicos, una de las pocas realizadas hasta la fecha -aunque con una fiabilidad dudosa-, le daba una amplia victoria con más del 40%.

Musa fue durante una década (1991-2001) ministro de Exteriores bajo la presidencia de Hosni Mubarak y esta parte de su biografía es la que le espetan sus críticos cuando aseguran que el veterano político es una cara más del antiguo régimen. Tanto él como sus asesores se han esforzado mucho en el último año por resaltar las diferencias que mantuvo con el 'rais'. No obstante, es muy probable que Musa recabe muchos de los votos de los nostálgicos del viejo orden ahora que Suleiman está fuera de juego. El último primer ministro del dictador, Ahmed Shafik, también será depositario de ese voto, aunque su candidatura aún está en vilo.La junta militar egipcia ratificó la semana pasada a petición del Parlamento la modificación de la ley electoral que impide presentarse a los comicios a toda persona que ocupara los cargos de presidente, vicepresidente o primer ministro en los últimos 10 años, una cláusula que afecta directamente a Shafik. La comisión electoral, aun así, ha permitido la postulación del extitular de Aviación hasta que el Tribunal Constitucional se pronuncie.

Pese a la descalificación de Al-Shater y Abu Ismail, los votantes islamistas -que han demostrado ser mayoría en las legislativas- no se han quedado huérfanos. Los Hermanos Musulmanes comprendieron desde el principio el juego político y presentaron un candidato de repuesto, Mohamed Mursi, presidente de su enseña electoral, el Partido Libertad y Justicia. Mursi se beneficiará del sofisticado y poderoso engranaje de la cofradía, pero sin los apoyos de Al-Shater, un aspirante que conseguía unificar el grupo, cerrar filas y atraer a suficientes votantes salafistas.

La opción islamista moderada -tanto que muchos coptos han mostrado su intención de votarle- es Abdelmoneim Abul Futuh, la china en el zapato de los Hermanos Musulmanes. Fue expulsado de la cofradía el pasado verano cuando anunció su decisión de presentarse a los comicios, algo que entonces la Hermandad prohibía a sus miembros. Considerado reformista, Abul Futuh atrae a muchos jóvenes islamistas decepcionados con el férreo control que el grupo ejerce sobre sus seguidores.

Para sorpresa de muchos, es posible que Abul Futuh también consiga llevarse votos salafistas.

Es el favorito y el candidato con mayor proyección y experiencia internacional. Se le critican sus antiguos vínculos con el régimen de Hosni Mubarak.

Pertenece a la corriente más conservadora y es el principal aspirante de la cofradía tras la descalificación de Jairat al-Shater. Fue profesor en la Universidad de California.

Se le considera el candidato islamista más moderado. Es popular entre los jóvenes miembros de los Hermanos Musulmanes, de donde fue expulsado el pasado verano.

Lideró el primer gobierno de transición en Egipto, que duró apenas un mes. También se le conoce por haber sido titular de Aviación en el régimen de Mubarak.