Lunes Santo sin Vera-Cruz

Con el parte de las 19.00 horas la junta de gobierno de la Vera Cruz decidía prudentemente no salir a la calle debido al alto porcentaje de lluvia que era del 90% a partir de las 12 de la noche. Esta decisión fue dada a conocer por el propio Miguel Morgado, hermano mayor, a los más de doscientos hermanos que vestían este año el hábito de penitente y que aguardaban la decisión tomada en el interior del templo de San Francisco donde se vivía un ambiente de serenidad y recogimiento poco usual en estos casos.

A las 20.30 horas abría el templo franciscano sus puertas para que se pudiera visitar y contemplar al Cristo de la Vera Cruz en su paso de misterio y a la Virgen de la Soledad en su paso de palio, la cual lucía recién restaurada por José Miguel Sánchez Peña. También destacaba la saya roja de fines del s. XVIII que fue pasada a nuevo terciopelo por el Taller de San José.

Los pasos estaban ubicados en la nave de la epístola del templo (lateral derecho). El Cristo presentó su tradicional monte de claveles rojos sangre de toro y en la trasera, al pie de la cruz, cinco rosas que simbolizan las Cinco Llagas de Cristo. El palio de la Virgen de la Soledad mostraba en su frontal reliquias de los Santos Lugares, ya que éstos son custodiados por los frailes franciscanos y relicarios de los frailes franciscanos martirizados en la Guerra Civil, beatificados por el papa Benedicto XVI. Las flores usadas en el palio fueron claveles blancos y clavellinas.

El hecho de no salir privó a los gaditanos de escuchar el nuevo motete para música de capilla 'Atardecer franciscano' que ha compuesto José Luis Expósito, director de la capilla musical Lignum Crucis de San Fernando que acompaña al Cristo. Así como de ver las nuevas túnicas de ruán que iban a sacar en el cortejo. Tampoco se pudo hacer la ya tradicional ofrenda que hace la Vera-Cruz de dos centros de flores a los Santos Patronos que tan olvidados suelen estar.

A puerta cerrada y con gran recogimiento se rezó el ejercicio de las Cinco Llagas, propio de la cofradía. El acto fue presidido por el director espiritual, Ramón Estíbaliz. Durante el acto se pidió principalmente por las raíces cristianas de Europa, por España y la Iglesia Católica, terminando el acto con el Evangelio de San Juan: «Tanto amó Dios al mundo que entregó a su Hijo único para que no perezca ninguno de los que creen en él». Tras el Evangelio tomó la palabra Ramón Estíbaliz para hacer un breve comentario de la lectura. Posteriormente, Miguel Morgado pidió a los hermanos penitentes que se recogieran en sus casas con seriedad y decoro por el camino más corto y se despidió con el propósito de volver a reencontrarse con sus hermanos el Sábado Santo en el traslado del Señor. Por último, el sacerdote Rubén invitó «a vivir el misterio de la Pasión, Muerte y Resurrección del Señor participando del Triduo Pascual».