Un niño de dos años casi muere al atragantarse con un trozo de pan
Dos guardias civiles le salvaron la vida tras oír a la madre pidiendo socorro en una venta de la Barca de Vejer
CÁDIZ. Actualizado: GuardarEl pequeño, de dos años de edad, estaba amoratado, prácticamente inconsciente. Sufría un estado de 'shock', tenía la mandíbula encajada y rígida, y el resto del cuerpo, totalmente desvaído. Se estaba ahogando y el responsable era un insignificante y en apariencia inofensivo trozo de pan, que se le había atragantado al comer.
Por suerte, la rápida intervención de dos guardias civiles evitó que este accidente, ocurrido en la Barca de Vejer, acabara en tragedia. Los agentes le salvaron la vida al pequeño, al practicarle los primeros auxilios. El suceso tuvo lugar hace dos semanas, sin embargo, la comandancia de la Guardia Civil de Cádiz informó de los hechos ayer, coincidiendo en el tiempo con la muerte el miércoles de otro niño de un año y medio de Casteldefels (Barcelona), que se ahogó cuando desayunaba en la guardería. En su caso, los sanitarios no pudieron hacer nada por su vida y falleció.
El menor que sufrió el atragantamiento en la provincia de Cádiz estaba comiendo con sus padres en una venta de la Barca de Vejer. Eran ya las 17'30 horas cuando el menor comió un trozo de pan y se le atoró en la garganta. Los padres no sabían qué hacer y empezaron a pedir ayuda a gritos. Pero unos guardias civiles de tráfico que estaban en ese momento en el kilómetro 34.7 de la carretera N-340, cerca del restaurante, oyeron los gritos «desesperados» de la madre, que se encontraba en la terraza del establecimiento, según informó el instituto armado en una nota. Al llegar, los agentes vieron al niño con la mandíbula rígida y en estado de 'shock', de modo que (mientras pedían ayuda a los servicios de emergencias), asistieron al niño con maniobras de emergencias, apretándole el abdomen para hacerle expulsar el trozo de pan y agarrándole la lengua, para disminuir la asfixia, ya que el niño no podía abrir la boca lo suficiente y no reaccionaba.
Momentos de tensión
Se vivieron momentos de gran tensión, explicaba la Guardia Civil en su comunicado, ya que el niño estaba ya amoratado y apenas respiraba. Tenía la mandíbula tan rígida que «llegó a morder al agente que estaba auxiliándolo» y lo hizo incluso sangrar «dada la fuerza que ejercía la mandíbula del pequeño».
Por fin, los guardias civiles hicieron que el pequeño vomitara, y volvió a respirar por sus propias fuerzas. Aunque el pequeño seguía en un estado de inconsciencia, con sus ojos abiertos y la mandíbula rígida, ya no se temía tanto por su vida. Los agentes no tenían claro si había expulsado totalmente el trozo de pan, así que continuaron aplicándole maniobras reanimatorias para recuperar las constantes vitales y estabilizarle.
Como los servicios de emergencia tardaban en llegar, los agentes decidieron parar el tráfico por la carretera N-340 en ambos sentidos, con la intención de encontrar entre los coches a algún médico que pudiera auxiliar al niño. Detuvieron en esos momentos un autobús en el que localizaron a una doctora que ayudó de forma especializada al pequeño.
La doctora comprobó las funciones vitales y ratificó las maniobras realizadas por los agentes. Entonces llegaron dos ambulancias del DGCU, que venían de Vejer y la otra de Conil y los efectivos de emergencia se encargaron del menor. Los guardias civiles escoltaron una de las ambulancias hasta el Hospital Puerta del Mar en Cádiz, donde el menor fue dado de alta al día siguiente.