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Arenas, como pez entre las cifras
Tiene intención de destinar un 20% menos en la asignación presupuestaria para partidos políticos y organizaciones sindicales Aplicará una reducción del gasto corriente para ahorrar 1.000 millones
EL EJIDO. Actualizado: GuardarJavier Arenas propugna un «andalucismo español». Se siente andaluz por las cuatro esquinas de su campaña y español del sur para arriba. Y, además, está orgulloso de pertenecer al PP, una formación que está «llena de corredores de fondo y no de esprinters». Es un Arenas que saca pecho y que se vio ayer en la provincia de Almería. Se siente presidente. O habla como tal desde hace unos días. Lo percibe cada vez más cerca, aunque pida «un voto más» a cada responsable local de su partido en cada suelo que pisa. Su discurso destila seguridad, aplomo y contundencia, aunque sabe que necesita la mayoría absoluta para llevar a cabo ideas como las que ofreció ayer por la mañana en la capital «más alejada» de Sevilla, el centro neurálgico que a veces se convierte en un redil en el que los políticos andaluces se encierran por aquello de que el Parlamento y la capitalidad se ubican allí.
«Más penetración social»
En el levante andaluz se movió entre cifras, el medio en el que mejor creen desenvolverse en el Partido Popular, «uno de los tres partidos más importantes de Europa», según el candidato. Y «el que tiene más penetración social de Andalucía», porque el paso del tiempo «nos ha convertido en un partido interclasista, pero, sobre todo, en el partido de la esperanza de los parados». Era ya de noche y estaba en El Ejido. Allí se preguntó «qué tendrá el PP para que, cuando las cosas se complicaron aquí, los ciudadanos dijeran mayoría del PP, o cuando se complicaron en Marbella y Estepona, mayoría del PP».
Al citar esas localidades hablaba de corrupción, el gancho que los populares utilizan contra sus rivales socialistas, con especial incidencia en la trama del 'fondo de reptiles' de los ERE. Los votantes «se acuerdan de nosotros porque saben que podemos meter la pata, pero las manos no, las manos las tenemos muy limpias». Y habló de ajustarse el cinturón, de «austeridad», un ascetismo que arrancará en la propia administración pública, para la que promete un ahorro de «mil millones en el gasto corriente» que acerque a la comunidad andaluza al objetivo de déficit del 1,5% del PIB fijado en la última reunión del Consejo de Política Fiscal y Financiera (CPFF).
«La austeridad al poder», proclama. No marca plazos para lograr ese ahorro, aunque sí muestra su esperanza de que antes de que termine 2012 «empecemos a tener otro ambiente de cara a la inversión y al consumo», gracias a lo que califica como «la gran reforma económica». Su proclama contiene, no obstante, un gesto prudente, puesto que se escuda en su deseo de, antes, «conocer las cuentas reales». Es así porque, según matiza, el PSOE comenzó la legislatura con una deuda de 12.000 millones de euros y la va cerrar «con más de 25.000 millones». Dentro de su plan de ruta para recuperar las maltrechas finanzas de la administración andaluza incluyó ayer la reducción en un 20% de la asignación económica destinada por la Junta a los partidos políticos y a las organizaciones sindicales, una manera escaparatista de ofrecer ejemplo al ciudadano. En ese plano implicó también a otros estamentos, como el Consejo Audiovisual de Andalucía y la oficina del Defensor del Pueblo Andaluz, organismos que deberán ser «redimensionados». Es su patrón para generar una Andalucía de primera velocidad, porque, aunque no quiere «una España de dos velocidades», no va a aceptar «que estemos en la segunda».