La batalla de Andalucía
El PSOE parte muy debilitado en la campaña electoral más competida desde 1982
Actualizado: GuardarTodos los líderes de las formaciones estatales, Rajoy y Rubalcaba en primer término, aterrizaron ayer en Andalucía, la comunidad autónoma más poblada de España, que acude a las urnas el día 25. Una comunidad que desde entonces ha estado gobernada por los socialistas. En los treinta años de autonomía -el Estatuto tiene fecha del 31 de diciembre de 1981- se han sucedido ordenadamente Plácido Fernández Viagas (1978-1979), Rafael Escuredo (1979-1984), José Rodríguez de la Borbolla (1984-1990), Manuel Chaves (1990-2009) y José Antonio Griñán (desde 2009). El 25 de marzo, Griñán será el candidato. Las encuestas otorgan, en esta ocasión y con llamativa unanimidad, una cómoda ventaja de entre 8 y 10 puntos al PP, cuyo candidato, Javier Arenas, tiene también amplia experiencia en estas lides: el líder conservador perdió las elecciones de 1994, 1996 y 2008. Es claro que en tan largo período de tiempo, Andalucía bajo el PSOE ha modernizado muchas de sus estructuras, pero también ha provocado la irrupción de unas extensas redes clientelares, llenas de gratitudes y lealtades que han generado inquietantes rozamientos y contribuido a un descalabro económico dramáticamente reflejado en el mayor porcentaje de paro autonómico de España, un 31,23% . El desgaste que ha padecido el partido hegemónico ha sido extraordinario, con el colofón de los ERE falsos como último episodio de una patrimonialización innegable de la política andaluza. Griñán llega además muy debilitado personalmente a causa de su apuesta suicida por la candidata perdedora en el reciente congreso socialista celebrado precisamente en Sevilla. Las elecciones se prevén como las más competidas desde 1982 y la incertidumbre sobre el resultado se agrava por el hecho de que hay sectores de IU totalmente contrarios a respaldar al PSOE de Griñán y por la irrupción probable en el Parlamento andaluz del partido de Rosa Díaz, con uno o dos diputados, que, obviamente, en ciertas condiciones podrían valer su peso en oro.