
AYER QUEDÓ LEJOS
Actualizado: GuardarLa mejor manera que tuvimos para reflexionar fue también la más redonda: ver cuatro partidos de fútbol en la tele, en vez de cuatro discursos, es la única modalidad que hemos descubierto de la cuadratura del círculo. Nadie debe desdeñar estos sistemas de evasión, ya que el lunes próximo empezará el copioso turno de analistas políticos explicando por qué ganaron unos y por qué debieron ganar otros. La resaca de la verborrea de los mítines va a ser larga, pero el futuro empieza ahora. Las técnicas de evasión pueden ser respetables, ya que la realidad es horrorosa, pero no es lógico que se invierta menos tiempo en hablar de la madre patria que de la madre de 'El Cuco'. Un tipo al que ahorcaron un lunes comentó camino del patíbulo: «mal empieza la semana». Nos hemos salvado de entrar en la zona de rescate, pero tenemos el euro al cuello. No cambia el destino de los pueblos cuando varían sus líderes, sino cuando la gente es capaz de transformar su conducta. Los mercados no van a interesarse por quiénes son los dueños de cada kiosco. Ellos van a lo suyo, que al parecer no coincide con lo nuestro. Tanto Bloomberg como Reuters, que a mí me suenan bastante menos que Ronaldo y Messi, han rebajado la prima de riesgo, después de oír cómo caían en la arena las lágrimas de nuestra ministra Elena Salgado, pero el problema es bursátil. El Tesoro, aunque sigamos escribiendo respetuosamente esta palabra con mayúscula, cabe en una de esas huchas de barro que abriremos el mes que viene, cuando vengan los Reyes Magos, que por cierto tuvieron la suerte bíblica de carecer de parientes. La yernocracia es amenazante. Tienen algunos más sed de dinero que los camellos orográficos de agua, pero pueden jorobar el invento.
Clausurar el pasado es muy difícil, pero no es imposible verlo a más distancia. Nada menos que Shakespeare, o sea, el genial fulano que llamamos así, dijo que los días de ayer eran unos prófugos. Ojalá los nuevos fantasmas hayan llevado sus sábanas al tinte.