Griñán versus Arenas
El PP, que siempre defendió elecciones separadas, pide ahora por boca de Sáenz de Santamaría, que sean conjuntas Los candidatos del PSOE y del PP se medirán sin la percha de sus líderes
Actualizado: GuardarLa decisión de José Antonio Griñán de convocar las autonómicas separadas de las generales situará al presidente de la Junta y candidato socialista solo frente al candidato del PP, Javier Arenas. Será la primera vez en 14 años que los aspirantes a la Presidencia de la Junta de los dos partidos con posibilidades de gobierno concurren sin la percha de los máximos líderes de sus formaciones políticas. Pero no será la primera vez para Javier Arenas. Ya se enfrentó en 1994 en solitario a Manuel Chaves. Entonces era muy joven, 36 años, y en los carteles le pintaron canas para que pareciera mayor. Ahora ya no las necesita, tiene casi más que Griñán.
Arenas es más joven (53 años) que Griñán (65 ), pero paradojas de la vida política, el dirigente del PP acumula más experiencia en salir en los carteles de las autonómicas pese a que ambos llevan en política prácticamente el mismo tiempo, desde los primeros ochenta. Arenas ha sido aspirante a la Presidencia andaluza en tres ocasiones (1994, 1996 y 2008), mientras que Griñán no se ha estrenado. Lo hará en marzo. Curiosamente ambos cuentan en su historial político una coincidencia: Fueron ministros de Trabajo, lo mismo que Manuel Chaves. Es decir, el próximo presidente de la comunidad volverá a ser, con toda probabilidad, un exministro de Trabajo. (Las posibilidades de Diego Valderas son mínimas salvo un milagro político). Otra curiosidad: Arenas relevó a Griñán en el ministerio en 1996 cuando Aznar ganó las generales y lo llamó a Madrid. Hay una foto de ambos en el despacho del Ministerio de Trabajo el día que intercambiaron papeles, el 6 de mayo. La pregunta en el aire es si volverá a repetirse tras las autonómicas de marzo. Para saberlo faltan siete meses.
Lo inmediato es cómo afrontan PSOE y PP unas elecciones en solitario. La decisión de Griñán fue una sorpresa para Javier Arenas. Tampoco Diego Valderas lo esperaba. Andalucía, granero de votos socialistas, siempre había apoyado al candidato de Madrid en tiempos difíciles. No tenía por qué no hacerlo con Rubalcaba. Pero muchas cosas han cambiado en Andalucía. Las encuestas favorecen al partido de Arenas, que además ganó por primera vez en esta región el 22-M. Los datos de las municipales, con el PP a siete puntos de ventaja sobre el PSOE, no garantizan la mayoría absoluta que el PP necesita para gobernar. IU ya ha dejado claro que no repetirá lo de Extremadura y apoyará al PSOE. Para el PP, el efecto arrastre de las generales le podría asegurar esa mayoría absoluta.
Como recordó ayer Europa Press, las autonómicas separadas ( 1994, 1982 y 1990) fueron las de mayor abstención. En las simultáneas, la participación no bajó del 68%. Griñán advirtió a su partido en un comité director hace dos semanas que el 22-M rompió una regla: Por primera vez la movilización del electorado benefició al PP y no al PSOE como hasta ahora. Esta es una de las razones que defiende ante Ferraz para ir en solitario.
Sáenz de Santamaría
El PP lo sabe y por eso ayer su portavoz en el Congreso, Soraya Sáenz de Santamaría, reclamó sin medias tintas que andaluzas y generales se celebren juntas. «Si el adelanto es bueno para España, ¿por qué Andalucía no puede disfrutar de esa bondad del adelanto electoral? Me duele que Andalucía no pueda hacerlo», manifestó en la cadena Cope.
Javier Arenas podría responderle. Desde 1999 su partido ha presentado más de una docena de iniciativas para que los comicios andaluces sean en solitario, propuestas que contó con el apoyo de IU y el PA. En junio de 2008, recién reincorporado a la Cámara autonómica, Arenas avisó en un vehemente discurso que iba a pedir elecciones separadas en cada periodo de sesiones hasta que las aceptase el PSOE. «Estamos convencidos de que Andalucía necesita elecciones propias, absolutamente convencidos», remachaba en 2008, frase que reiteró decenas de veces. Griñán le ha tomado la palabra.