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LOS BANCOS Y EL BANQUILLO
Actualizado: GuardarNos advirtió san Juan de la Cruz, en un abrir y cerrar de alas, que a la caída de la tarde seremos examinados de amor. Ahora nos han examinado de solvencia financiera y hemos tenido más suerte no sólo de la esperada, sino de la merecida. Únicamente cinco suspensos a final de curso son muy pocos si se tiene en cuenta el curso de los acontecimientos y la conducta del euro. Ningún banco español pedirá más capital y Unicaja ocupa uno de los tres primeros lugares en todas las clasificaciones. El BBVA y el Santander registran los beneficios más altos, lo que demuestra que aunque las cosas vayan mal pueden hacerse bien. Hay que alegrarse por las buenas notas por la cuenta que nos tiene a todos, ya que no por nuestra cuenta corriente. Somos un país de deudores a los que se les permite perdonar las suyas, no a las que contraen. Se vendría abajo el tinglao entero, que se mantiene de milagro aprovechándose de que estos sucesos extraordinarios, no explicables por las leyes naturales, son bastante frecuentes.
Si tuviéramos campanas las echaríamos al vuelo, pero también dura poco la alegría en la casa de los ricos y el presidente valenciano, Francisco Camps, será juzgado «por haber aceptado dádivas a sabiendas de quién asumiría el pago». Mientras se tranquilizan los clientes de los bancos se alborota la clientela de los banquillos. Ojalá la sometieran también a exámenes. Por muy benévolos que fuesen los catedráticos de la trama 'Gürtel' se verían obligados en conciencia a tomar decisiones duras, de esas que en general se suelen emplear con los pobres. «El fuero para el gran ladrón, la cárcel para el que roba un pan». Ya se sabe que la verdad, a veces, es demagógica.
Una fianza de 55.000 euros tendrá que depositar Camps. El mismo que viste y calza. Será acusado de cohecho, en compañía de tres dirigentes del PP de Valencia. Los presuntos hacen cola en los repletos banquillos y los que están mejor educados tienen que pedir la vez.