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Condenado por obligar a un hombre a hacerle una felación tras atracarle

La Audiencia Provincial le ha enviado a prisión durante cinco años y medio y le obliga a pagar una indemnización de 3.000 euros

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Un atraco en un cajero de banco en una céntrica calle de El Puerto, acabó hace un año y medio en una agresión sexual en la que, lejos de lo común, la víctima era un hombre. El atracador le amenazó supuestamente con «rajarle» con una navaja y le obligó a hacerle una felación cuando el agredido le advirtió que su pareja se encontraba cerca.

La Audiencia Provincial de Cádiz ha condenado ahora al supuesto agresor -Próspero M. P.- a cinco años y medio de cárcel por un delito de agresión sexual en grado de tentativa y por el atraco, además de una falta de lesiones. También le obliga a pagar a la víctima 3.000 euros como indemnización por los daños. El acusado ya contaba con al menos dos condenas anteriores por atracos, que han sido tenidos en cuenta como agravantes. Pero el tribunal de la Sección Tercera también ha estimado un atenuante de drogadicción, pues el condenado es toxicómano y adicto a la heroína y la cocaína. De hecho, el tribunal considera probado que el robo lo cometió «por la necesidad de adquirir algún dinero para satisfacer sus ansias de droga».

El suceso ocurrió de madrugada, el 22 de febrero de 2010, cuando el agredido acudió solo a sacar dinero a un cajero automático en la calle Virgen de los Milagros de El Puerto. Antes de que éste llegara a sacar dinero, Próspero (38 años) con un aspecto sucio y maloliente, se acercó a él y le pidió que le comprara unas cervezas que llevaba en la mano, según relata la sentencia. El hombre se negó. Entonces el ahora condenado -continúa el tribunal- le amenazó con una navaja y, diciéndole que le iba a «rajar», le obligó a sacar dinero del cajero automático. La víctima, para ganar tiempo, usó una clave incorrecta y le advirtió al atracador que cerca estaba su pareja para atemorizarle. Pero este, en lugar de asustarse, se encolerizó aún más y al percatarse de que su víctima era homosexual, supuestamente le agarró y le llevó hasta un portal de una calle cercana. Allí, agarrándole fuerte del cuello (de hecho, le causó una pequeña herida) le obligó a que le hiciera una felación. La víctima, totalmente atemorizada, se resistió como pudo -recoge la sentencia- hasta que de un empujón se zafó de Próspero y trató de huir. Sin embargo, no acabó ahí su pesadilla, pues según recuerda el tribunal, el condenado le persiguió y al alcanzarlo, le tiró al suelo y comenzó a golpearle. De nuevo, Próspero esgrimió supuestamente la navaja semiautomática con la que le había amenazado antes y logró robarle tanto el DNI como la tarjeta de crédito.

«Sucio y maloliente»

De todo lo ocurrido no hubo testigos, ni pruebas físicas -más allá del informe médico de las heridas y el de unos peritos psicólogos -, pero el tribunal considera suficiente para probar lo ocurrido el testimonio de la víctima, que ha sido en todo momento «verosímil» y «persistente» y «no obedece a un posible móvil espurio».

En el juicio, Próspero M. P. alegó ante los magistrados que la víctima y su pareja le habían contratado para tener relaciones, pero la sala considera que su versión está llena de «incoherencias y contradicciones» y que no «se sostiene». Por ejemplo, para el tribunal no concuerda que una persona con «un aspecto pulcro y aseado», como la víctima, recurra a un prostituto como Próspero, que tenía «un aspecto de drogadicto indigente, enfermizo, sucio y maloliente».