
EL PÚBLICO
Se los comieron las moscas
Un San Fernando amodorrado por el calor tira a la basura sus opciones de ascenso
LA RODA (ALBACETE). Actualizado: GuardarHabrá que soñar y, sobre todo, hacer un partido más que bueno, impecable la semana que viene para darle la vuelta al 3-0 con el que el San Fernando se volvió de su visita a La Roda. Un equipo azulino completamente desconocido, amodorrado por el sol, torpe y lento que se dejó llevar por el juego marrullero que planteó de inicio el rival, y que a base de errores garrafales y de desaciertos en la organización del juego y el ataque tiró una cita ante un rival que, al principio, daba la impresión de que no era capaz de hacerle daño a nadie. Pero sí que lo hizo, y demasiado.
La primera parte estuvo marcada por dos jugadas fundamentales. La primera, las expulsiones de Sachetti y Jesús García. El argentino se dejó llevar y le traicionó su sangre caliente. Se golpearon los dos y fueron a la calle cuando no se había cumplido la media hora de juego. La segunda y más determinante, la monumental cantada de David Zamora, que regaló el balón franco a Megías para que solo tuviera que empujarla, en el 38'.
Hasta ese momento, los de Iriondo lo habían estado pasando mal gracias al talento por la banda izquierda de Ocaña, el hombre con más calidad de los rojillos, que metió en muchos problemas a Castillo. Megías había estado con mucha disposición en el disparo, pero con poco acierto.
En cuanto a las disposiciones tácticas, pocas sorpresas. Tras la expulsión, el sacrificado fue Benítez ya que el técnico del San Fernando quería orden en el centro del campo y optó por dar entrada a Dani Pendín.
Salió La Roda mordiendo nada más comenzar el segundo tiempo, a sabiendas de que el San Fernando estaba tocado y un segundo gol podía ser, casi, definitivo. Pero los azulinos parecían asentados en el terreno de juego, gracias a un Pendín que ponía criterio, hablaba e incluso gritaba a sus compañeros e imponía su ritmo al juego cada vez que pasaba por él la pelota.
Pero pasó lo que se temía. Una jugada a la contra llevada desde la derecha por Berni la remató en plancha Megías para hacer el segundo de cabeza, dejando a los isleños al borde del precipicio.
En busca de un antídoto
Hacía falta una revolución lo antes posible y en estos primeros minutos no había nadie que sacara la cabeza y dijera aquí estoy yo. De hecho era La Roda el que se animaba a subir al ataque, con la tranquilidad que le daba el resultado. Cómo no, la picaresca, que ya había aparecido antes de empezar con la hora del partido, volvía a aparecer desde las bandas, con balones que salían de la nada.
Entretanto, el San Fernando permanecía completamente planchado, como si el sol los hubiera dejado dormidos o no hubiesen hecho bien la digestión. Solo Beato parecía querer echarse a sus espaldas el equipo, pero el jerezano no era ni de lejos el de muchas otras ocasiones.
En un saque de esquina, Carrión tenía la jugada con más peligro hasta el momento con un disparo que se marchaba desviado. Y corría ya el minuto 60. Eso sí, al menos daba la sensación de que poco a poco el equipo se iba haciendo con el control.
De hecho, a los de rojo les bastaba con presionar por delante del centro del campo para ahogar las ideas de los azulinos, que no encontraban la manera de crear jugadas de peligro. Así fue como llegó el tercero, tras una pérdida de balón por un lío entre Sambruno y Capi que aprovechaba Carlos Alfaro para batir a David Zamora. Ninguno de los más de 200 aficionados que habían viajado hasta tierras albaceteñas se creían lo que estaban viendo sus ojos. Un equipo que no le había hecho más de dos goles a nadie en toda la temporada y que estaba toreando a un San Fernando que parecía un equipo de infantiles.
Iriondo, a la desesperada, sacaba a Germán por Rodiel para buscar su altura y el isleño, nada más tocar la pelota tuvo una jugada de peligro, pero el remate se fue desviado. Eran minutos en los que el San Fernando intentaba buscar un gol para meterse en la eliminatoria, aunque con más corazón que cabeza.
Castillo, de falta directa, probaba los reflejos del portero rival, que se la sacaba pegadita a su palo derecho. El San Fernando empujaba, lo necesitaba para seguir con vida, pero la situación se tornaba muy complicada.
En una contra en la que solo Iván Guerrero fue a tratar de defender, con Castillo rezagado, Dudi tuvo un mano a mano franco con Zamora para hacer el cuarto y dar la puntilla, pero el portero isleño estaba enormemente acertado y la salvaba cuando nadie daba un euro por ello. El San Fernando era un muñeco en manos de un equipo rodeño que nunca se había visto en una como esa, con todo completamente de cara. De hecho, en los cinco últimos minutos estaba más cerca el cuarto que el de la esperanza. Pero como es lo último que se pierde, Iriondo decidió meter a Canito en el campo por si sonaba la flauta.
Pendín la tuvo y se llegó a cantar gol, pero el portero salió a tapar hueco y se la sacó. Eran ya los minutos de descuento y el equipo estaba completamente roto. Al final, rifi rafes dentro y fuera del campo y ya no se jugó más.