PAN Y CIRCO

EN BUSCA DE NADAL

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Suda y dirige una mirada perdida a la grada buscando un mensaje de ánimo de su tío y entrenador. Vuelve a mirar a la pista e incluso el rival más inesperado es capaz de presentarle batalla. Parece una cuestión más mental que tenística, aunque precisamente si en algo es el número uno del mundo del tenis es en tener una mente privilegiada para el deporte, con una capacidad de superación verdaderamente sobresaliente y que sirve de ejemplo e inspiración para los demás.

Y es que Rafael Nadal está en busca de Rafael Nadal. En su debut en Roland Garros ante John Isner ha tenido que emplear más de cuatro horas y unos infinitos cinco sets, recurriendo a una épica que no es necesaria ante un rival que no tiene tenis pero sí tiene mucho saque.

El mejor tenista de todos los tiempos en tierra batida presenta unos números envidiables en Roland Garros, con un 97% de victorias, o lo que es lo mismo, 39 en 40 partidos, lo que le ha llevado a ganar cinco de los seis Grand Slam de tierra batida que ha disputado. La única derrota tuvo lugar hace dos años cuando un aquel momento desconocido Robin Soderling con un tenis directo y un saque devastador le sacó de la pista. En el día de hoy esa alargada sombra ha sobrevolado la pista central Philippe Chatrier, con un rival de características similares. Mucho tienen que cambiar las cosas para que ese porcentaje de victorias siga siendo tan positivo.

Quizás la presión del entorno hablando de Novak Djokovic, y quizás haber perdido dos finales en tierra batida, como son los casos de Madrid y Roma, están afectando al todavía número uno del mundo. Tal y como él mismo dijo, tiene demasiado mal acostumbrados a sus seguidores, que llevan siete años ya, desde 2004, celebrando títulos pensando que es un héroe inigualable. Pero no, es de carne y hueso, aunque muchos nos resignamos a creerlo.