Una mujer en estado de shock es atendida por la Policía Local. Al fondo, una de las víctimas de la tragedia yace en el suelo. :: ISRAEL SÁNCHEZ
seísmo en murcia

Un terremoto deja 8 muertos en Lorca

Efectivos del Ejército, Guardia Civil, Policía Nacional ayudan sobre el terreno a la población Un sucesión de temblores derrumbó fachadas, techumbres y causó el pánico entre la población de la localidad murciana

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Los dos fuertes terremotos que asolaron ayer la localidad murciana de Lorca dejaron un saldo de al menos ocho muertos, dos heridos en estado crítico, y numerosos edificios gravemente afectados, lo que provocó escenas de pánico y desesperación entre una población que impotente se disponía a pasar la noche al raso. Según el Instituto Geográfico Nacional, los sismógrafos registraron catorce movimientos telúricos hasta las 20.00 horas, aunque solo dos, con 4,4 y 5,2 grados en la escala de Richter, tuvieron los efectos más destructivos.

El primero de los terremotos tuvo lugar sobre las 17.05 horas y sorprendió a los vecinos de la ciudad, capital del valle del Guadaletín, en sus puestos de trabajo o buscando a los niños a la salida de los colegios. El susto, uno más en esta zona acostumbrada a los terremotos, pasó sin mayores consecuencias que sillas que se movieron y algún que otro desconchón en las paredes.

Cuando todo parecía casi olvidado, una fuerte sacudida que llegó a los 5,2 grados movió todos los inmuebles de la ciudad. Eran las 18.47 horas y la gente estaba en la calle. Una lluvia de cascotes se vino hacia las aceras. «Cuatro segundos eternos», según los vecinos de Lorca, dieron para poco. Unos se guarecieron donde pudieron y otros salieron a la carrera en medio de parques y jardines.

El caos estaba servido. Los crujidos de las casas, los gritos de miedo y de los heridos, principalmente con brechas y contusiones causadas por cascotes y cristales, llenaban las calles, donde el polvo cegaba la vista.

Como «castillos de naipes» los petos de las azoteas, las terrazas y los marcos de las ventanas se venían abajo, explicaba una mujer mientras trataba de localizar a su marido por un teléfono móvil, cuya red estaba saturada.

En esos primeros minutos las calles se quedaron vacías, con coches aplastados por escombros. Policías locales, sanitarios, empleados municipales y bomberos comenzaron entonces la ingente labor de socorrer a las víctimas.

Tres de los fallecidos cayeron bajo los escombros de una fachada que se vino abajo, justo cuando salían de un local donde se refugiaron. El resto quedaron tirados en las calzadas víctimas de la lluvia de piedras de los edificios.

Los técnicos comenzaron a revisar, en primer lugar, los edificios públicos, lo que motivó el desalojo del hospital Rafael Méndez, gravemente afectado. Para entonces, y tras la primera sacudida, ya había sido clausurado un centro médico y el instituto Ros Giner.

Los operarios se salvaron por momentos de ser alcanzados por parte de la cúpula del santuario de la Virgen de las Huertas. Asimismo, hubo importantes destrozos en las techumbres de las iglesias de Santiago y San Diego, el pabellón polideportivo que perdió una de sus paredes y en la Torre del Espolón, en el castillo. Dado lo avanzado de la tarde, la principal preocupación de la Delegación del Gobierno, la Administración autonómica y local era restablecer los servicios esenciales de electricidad, agua y teléfono, así como comprobar que las instalaciones de gas, que se recomendaron no utilizar, estaban en perfecto estado y sin fugas.

Cortes de carreteras

El mayor problema, una vez rescatados los cadáveres de los fallecidos y atendidas las decenas de heridos, eran las comunicaciones. El teléfono estuvo prácticamente saturado hasta bien entrada la noche. A estos problemas se sumó el corte de la autopista A-7 en dirección a Almería, debido a desprendimientos, además está cerrada la carretera regional RM-701, según informó la Dirección General de Tráfico.

En la ciudad, los ciudadanos comenzaron a hacer acopio de alimentos, mantas y ropa de abrigo para, bien en coches o en tiendas de campaña, buscar espacios abiertos para pasar la noche. Así, partes y aparcamientos al aire libre se convirtieron en zonas de una acampada improvisada para unos 10.000 desalojados, a los que también se les abrirán diversas naves que están indemnes. Por su parte, Protección Civil se preparó para repartir bolsas de alimentos entre las personas que no podían y no querían regresar a sus hogares.

Para evitar saqueos y mantener el orden público, la Guardia Civil ha movilizado a 210 agentes de la Reserva y Seguridad Ciudadana, así como helicópteros, efectivos del Seprona y la Policía Judicial. A ellos se suman 183 agentes de la Policía Nacional que llegaron a la ciudad. El Ministerio de Defensa envió el batallón de Intervención en Emergencias de la base militar de Bétera (Valencia) y un contingente del cuartel general de Torrejón de Ardoz (Madrid).