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Un proyecto desinflado y con muchas incógnitas

CÁDIZ. Actualizado: Guardar
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El proyecto de remodelación del Castillo de San Sebastián se ha convertido ya en uno de los grandes culebrones del Bicentenario. Hasta esta misma semana, no había dinero ni siquiera para abrir las casamatas, aunque el consejero de Gobernación y Justicia de la Junta de Andalucía, Francisco Menacho, dijera que estarían listas. Como mucho podría haber llegado a 2012 con los espacios expositivos bien 'repellados' y con una instalación de climatización envidiable, pero inservible, puesto que no tendría ni luz, ni agua, ni depuración. Los 3,5 millones que ahora se prometen eran esenciales . De no haberse conseguido ni siquiera las casamatas podrían haberse utilizado.

La obra del castillo había registrado ya varios parones desde hace un año. Ya los anteriores directivos del Consorcio, Gabriel Almagro y Luis Pizarro tuvieron que acudir a Madrid varias veces para conseguir que Costas cumpliera sus compromisos y reforzara la inversión, pero el proyecto inicial iba rebajándose, hasta el punto de que apenas se va a cumplir la primera fase.

Los tres millones restantes que se han comprometido servirán para adecentar el castillo antiguo, el cuerpo de guardia. De lo contrario la entrada a las casamatas sería por un espacio muy deteriorado. Además, servirá para adecentar el patio del castillo y tirar la torre. No así el polvorín, que probablemente se quedará en su sitio por la dificultad de los trabajos, al estar construido de hormigón armado, y por tener que desescombrar un gran volumen de materiales por el estrecho camino que sólo permite pasar pequeños camiones.

Si no se derriban los polvorines, el plan para el castillo tiene que ser reformulado de nuevo, porque no habrá la gran plaza de 36.000 metros cuadrados para colocar casetas de arquitectura efímera que hicieran posible actos, ferias o pabellones.

Será la enésima adaptación: el proyecto inicial de la empresa Tragsa ascendía a 60 millones de euros, que la demarcación de Costas no asumía. Hubo que reducir diversos capítulos hasta dejarlo en unos 20 millones: derribar la torre en lugar de restaurarla, cambiar los revestimentos del patio a adoquines y albero en vez de granito, descartar el muelle del Socorro, la ampliación de los accesos... todo eso se fue perdiendo por el camino.

En enero el Consorcio del Bicentenario presentó a Rubalcaba un proyecto por 20 millones a los que se sumarían otros presupuestos: un patrocinador -Endesa- se haría cargo de llevar la luz y el agua, Medio Ambiente asumiría la depuración. Además, se iba a contratar a 80 trabajadores durante todo el año para adecuar el castillo. De este modo, con las casamatas por completo financiadas, Tragsa se centraba en el cuerpo de guardia, y el Consorcio se hacía cargo de la adecuación interior. Estos trabajadores iban a ser contratados con cargo al Servicio Público de Empleo Estatal, ya que el castillo depende de Interior, por 3 millones de euros. El cambio de equipo parece haber dejado en el limbo estos planes.

También se ignora la cuantía de que se dispondrá para programar la actividad en las casamatas.