Dos turistas recorren el paseo situado frente al Ayuntamiento de Cádiz, en la plaza de San Juan de Dios, ahora en fase de remodelación. :: MIGUEL GÓMEZ
22-M | CÁDIZ

La capital del pescado vendido

Los vecinos de Cádiz viven la víspera electoral con la certeza total de unos resultados inalterables

CÁDIZ. Actualizado: Guardar
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El fenómeno es inusual. Pero si hay un lugar en el que lo infrecuente resulta familiar, es Cádiz. Una misma opción política obtiene un respaldo amplísimo (cercano al 60% de los votos) sin necesidad de reciclaje ni actualización desde hace 16 años. Y tres lustros después, nadie, ni uno solo, duda de que serán 20. Quizás 24 años. Nadie descartaría que 28. Inercia imparable.

La opinión público-política en la ciudad es como una eterna jornada de Levante en calma. Nada se mueve. Nadie espera que lo haga. Solo falta una bola gigante de cardos que ruede por la calle, como en las películas de vaqueros cuando se mastica el vacío. Cádiz amanece tarde y se llena de gente mayor, dividida en dos grandes bloques: gente mayor vecina de la ciudad y gente mayor que se ha bajado de un crucero. Hipotensa, apenas tiene presencia, vida y, menos, trabajo de jóvenes. El paseo matinal en el penúltimo lunes antes de la campaña deja ver la sangre sabia, fría y gorda de la vetusta ciudad descreída. La mitad de sus nietos no vota. En la anterior cita para elegir alcalde y concejales, en 2007, el nivel de abstención fue del 52%. Hablando como del callejón, en plata, la mitad de la gente pasó del asunto y no fue. Entonces, la crisis local era la habitual y, la nacional, una nubecilla en el horizonte. Con los actuales niveles de paro, cabreo y desapego de la política, da pavor pensar hasta dónde puede subir el porcentaje de los indiferentes.

Pero entre los que van a votar, doña Teófila Martínez Saiz arrasa. Mayoría absoluta sin pausa desde 1995. 18 de 27 concejales posibles en 2003. 18 de 27 concejales posibles en 2007. Los sondeos para el próximo 22 de mayo le dan, (¡sorpresa!) 18 de 27 concejales posibles. La gente tiene todo el derecho, y todos estos números, para pensar que el Levante en calma durará siempre. La foto permanece fija (18 concejales) hace 16 años. ¿Por qué iba a cambiar ahora si no ha cambiado nada?

La duda ya no vive aquí

«¿Que qué va a pasar en las elecciones en Cádiz? Más de lo mismo», asegura Ramón Torices. Este comerciante treintañero ejemplifica la falta de morbo y expectativas con la que los gaditanos esperan las elecciones municipales: «Pasará lo de siempre. Es cierto que la ciudad no está peor. Los que conozcan Cádiz hace años ven que ha mejorado pero...».

Todo es tibieza, medias tintas. «La gente está contenta con Teófila. Eso me parece ver. Trabajo no hay, pero eso depende de que haya barcos en los astilleros o que no te cierre un Delphi. Es un problema nacional. Pero a nivel local, parece que está currando. Ya sabes... Piscinas, actos para mayores y muchas obras de reforma» añade Antonio Jiménez, que apoyado en la Catedral se confiesa simpatizante de izquierdas. Aún así admite lo inexorable, la certeza de lo inevitable.

«Está todo el pescado vendido. Va a ganar Teófila con mayoría absoluta. Lo siento por mi amiga Marta Meléndez pero quizás ahora no tiene capacidad. Le faltan unos añitos para intentarlo», añade Ramón Alcedo detrás de su barra de San Antonio.

La victoria del PP parece un mandato bíblico, una verdad incuestionable para los 25 ciudadanos rasos interrogados por el resultado en las municipales en Cádiz, que se celebran dentro de 25 días. Unos se alegran. Muchos creen que es fruto del trabajo. Otros lo lamentan o critican la falta de alternativas. Pero, eso sí, ni uno solo duda: Teófila Martínez renovará su enorme respaldo.

La alcaldesa acaba de culminar su primer mandato completo en convivencia con un Gobierno del PSOE. En el primero (1995-1999) estuvo un año con Felipe González en La Moncloa. En el tercero (2003-2007), tres años con ZP. El cuatrienio que acaba es el primero, entero, de obligada convivencia administrativa con el PSOE. Todos los grandes proyectos, todos, se han ralentizado. La Junta también mantiene frenadas casi todas sus iniciativas. El Ayuntamiento ha tenido poco margen de maniobra, en lo laboral y en lo demás.

De hecho, la alcaldesa vuelve a las urnas con pequeñas medallas que lucir, la reforma del Mercado de Abastos, dos aparcamientos subterráneos o el paseo de la Barriada de la Paz. Tampoco pesa. Tampoco resta. Nunca como desde 2008, el Ayuntamiento ha tenido que lidiar con una recesión económica tan severa. Los ingresos se han hundido. Suenan todas las alarmas, todos los días. Tampoco pesa. Tampoco resta.

Carmen Rodríguez, graduada social, parada y opositora tiene una sensación que coincide: «Ganará el PP, una vez más. Me gustaría que los próximos cuatro años, Cádiz prosperara. Pero antes, España tendría que encontrar una fórmula de creación de empleo que recorriera del Pirineo hasta el Estrecho».

Aún existe espíritu crítico

El hecho de que absolutamente nadie dude de la goleada no elimina la crítica. Alcedo, que se muestra abiertamente partidario de Teófila, le pide que le dé «un repasito a su equipo de concejales». Begoña Bernárdez, auditora, coincide: «Me gusta mucho Teófila, es proactiva, nada estirada y honrada. A algunos de su equipo no los veo en la misma línea. Teófila debería hacer cambios». Carmen Rodríguez extiende las críticas a la oposición. Pide al PSOE que reflexione: «La izquierda de esta ciudad no vota y los socialistas no se preguntan por qué». Daniel Torres, vendedor de la ONCE, afirma que el 22-M «pasará lo mismo, exactamente. Más por demérito de la oposición que por méritos de nadie». Isabel Arzúa, en su puesto de fruta de la plaza también cree que va a ganar Teófila pero en tiempos de indiferencia, asombroso, se moja: «Me gustaría que ganara Marta Meléndez porque es gaditana». Por último, arroja una clave que comparten muchos, simpatizantes del PP o no: «Muchas obras, muchas reformas, pero los problemas de verdad, los que tienen que ver con las cosas de comer, no se arreglan si no emigras».

Muchas obras, poco empleo

Paloma Periñán, administrativa, a sus 26 años representa a los gaditanos que casi no recuerdan a otro alcalde. Se declara «fan de Teo» pero no le ciegan las siglas: «Es necesario que aumenten el número de empresas y negocios para que se reduzca el paro y se active la economía local». Como la prosocialista, admite que los cambios últimos son más de aspecto que de fondo: «La ciudad ha tenido una buena evolución en infraestructuras e imagen turística. Aunque la crisis ha frenado todo lo demás». Todo está más bonito pero igual de difícil. Carmen Calvo, gestora deportiva, adelanta que el resultado será «el mismo que tenemos desde 1995» pero echa de menos «que la juventud tome protagonismo en las decisiones, pero de verdad. No me valen concejales de juventud, ni colectivos manipulados». Como las anteriores, coincide en el diagnóstico: «Es evidente que se ha evolucionado en infraestructuras pero el desarrollo laboral... Se creen que con el Carnaval, el Carranza y la Semana Santa ya está todo arreglado, y el gaditano se merece muchísimo más».

Silvia Arrieta da un paso más en el fatalismo colectivo: «Habrá muchísima abstención. Hay que cambiar pero las dos grandes opciones son iguales, ofrecen lo mismo y no cambiará nada. Aunque debería. Son muchos años ya con la misma inercia. Las políticas para el turismo han mejorado pero lo del aparcamiento... Parece que la ciudad se hace para los turistas y no para los que vivimos aquí. Pero da igual, nada cambiará». Todos están convencidos. Podrían ahorrarse la campaña electoral. Con lo que cuesta.