MILENIO

HUBO UNA ÉPOCA

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Esta realidad primaveral puntual que a lo largo de los tiempos viene afectando progresivamente a la ciudadanía en general y a los adolescentes, cuadros y manigeros políticos, ya es un fenómeno alarmante. Lo presenciamos y comprobamos diariamente: la dirección amiga de Canal Sur elimina 'in extremis', a partir de presiones del PP, una entrevista con el líder Griñán por estar fuera en el tiempo de la legalidad electoral. Hay aspectos de lo cotidiano que nunca se modifica. Qué tribu. El juez Zoido (en excedencia) y candidato al Ayuntamiento de Sevilla, incansable el buen hombre en su irrupción diaria en la prensa local desde el último año; por su parte, el jefe Arenas endurece a diario de forma agonizante su discurso crítico contra el socialismo gobernante y el tema de los ERE (socialistas); tampoco suaviza el notable cuadro pepero la turgencia asfixiante de sus lectura de la actualidad, de cuya impasibilidad crítica alimenta a los analistas y cronistas políticos.

Son los tiempos que corren: escasean los sufridos y abundan los desahogados. En definitiva, no disminuye la tensión. Los hay expertos muy reconocidos para que no decaiga, aunque se repiten en exceso. Nadie se extrañaría, señalan los voceros de las malas nuevas, que aumentará la abstención, no tanto como en Islandia.

El tiempo no se detiene y nos aproximamos a la fecha del 22 de Mayo, el primer test de los ilusionados cuadros y tropas del Partido Popular. Una campaña dura, posiblemente, con líderes públicos encajonados en autobuses maduritos por carreteras de trazados republicanos. Los próceres más notables de la función pública viajarán lo mínimo y pernoctaran diariamente en sus casas de renta media para matrimonios supervivientes de las fuertes sacudidas de estos cambios de costumbres que producen tantas víctimas infantiles. La alta curia romana debería acompañar en alguna ocasión a estos líderes y cuadros del centro izquierda y la derecha escéptica ante la eternidad.

Hubo una época no tan cercana que las promesas públicas se vendían en las caravanas de gacetilleros sin carnet de conducir ni conciencia política. Sobreviven aún, pero en un estado perjudicado. Otra cosa eran los mandatarios políticos. Se dejaron por aquellas destrozadas carreteras las escasas ilusiones de ser elegidos por la comunidad. Cómo cambian los tiempos.

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