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UNA CUESTIÓN DE ESTADO

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El Bicentenario de la Constitución de Cádiz se la juega ahora más que nunca. La ruptura de la línea de trabajo iniciada por Luis Pizarro sitúa la efeméride ante sus problemas como ante un espejo. Es preciso mirar de frente, tomar medidas. Si la fecha es un asunto de Estado, el Estado debe involucrarse al máximo, emplear recursos de acuerdo con lo que se está conmemorando, la primera Carta Magna española. El obstáculo de la crisis, las dificultades para obtener patrocinadores, debe solventarse para evitar el agravio comparativo con la dotación que han recibido otras fechas similares. España debe estar a la altura de Cádiz y de lo que Cádiz simboliza. Corresponde al Consorcio, pero también a la Comisión Nacional que preside el vicepresidente del Gobierno y diputado gaditano Alfredo Pérez Rubalcaba, dar un paso adelante y despejar dudas, allegar recursos, potenciar al máximo el Consorcio y buscar soluciones a las dificultades. Sin tardanza. Las programaciones, las obras en marcha, se encuentran en un momento crítico y si ahora, antes de verano, no se despeja el horizonte económico será difícil llegar a una altura digna en nuestra gran conmemoración. Después no habrá remedio.