CALIGRAFÍA DE NUESTRO TIEMPO
Actualizado: GuardarEn estas dos últimas semanas he visitado exposiciones; he ido a más de un pase cinematográfico y he acudido a presentaciones de libros. Todo según lo establecido para quienes seguimos el devenir de las actividades culturales en las grandes ciudades. Pero también los quince días transcurridos desde que me asomé, la última vez , a estas páginas, he tenido ocasión de acercarme a series de televisión de las antes y seguramente de las de siempre.
En estos años en que las series, tanto nacionales como extranjeras, alcanzan altas cuotas de audiencia, es bueno comprobar que hace dos o tres décadas se realizaron algunas de una enorme calidad. En la memoria de muchos de nosotros están títulos como 'Fortunata y Jacinta', 'Los gozos y las sombras' o 'Cañas y barro', todas ellas basadas en grandes obras literarias que, sin embargo, fueron también excelentes series con una cuidada y estudiada ambientación, actores de primera fila y realizadores del prestigio de Gonzalo Suárez, Josefina Molina o Fernando Fernán Gómez. Entre esos grandes directores está también, por supuesto, Mario Camus que, además de 'Fortunata y Jacinta' dirigió 'La forja de un rebelde', basada en la trilogía autobiográfica de Arturo Barea, una de las mejores obras escritas sobre la Guerra Civil española y la España anterior a la contienda. Después de bastante tiempo buscándola en grandes almacenes he podido, finalmente, adquirirla mediante una compra on-line y he visto íntegramente los seis capítulos de hora y media de duración cada uno y los numerosos extras que contiene. A la calidad de la serie se puede añadir un aliciente más: cuesta menos de ocho euros.
'La forja de un rebelde' nos acerca a aquella España convulsa de los primeros cuarenta años del siglo pasado a través de un hombre del pueblo que se fue haciendo a sí mismo y que tuvo que exiliarse a Londres en 1938, donde ocho años después publicó la citada trilogía. Mario Camus y todo el equipo que le acompañó, hizo un trabajo excelente que conviene revisar para confirmarnos en la calidad de este realizador que, ha recibido este año el Goya a su trayectoria, 25 años después de que se instaurase el principal premio de nuestra cinematografía. Camus que ha adaptado cuentos y novelas de Ignacio Aldecoa y otras obras cumbres de nuestra literatura como 'La colmena' de Cela y 'Los santos inocentes' de Delibes, ha demostrado a lo largo de su filmografía que puede haber una buena relación entre cine y literatura siempre que haya talento y oficio.
No puede decirse lo mismo, en cambio, con la mayor parte de las narraciones de Juan Marsé que se han llevado al cine. Acabo de leer la última novela del maestro catalán, 'Caligrafía de los sueños' y he disfrutado con la descripción de ese mundo de la posguerra y la fuerza de los personajes que salen de su pluma. 'Caligrafía de los sueños' es una espléndida novela de inicio al deseo y al oficio de escritor. Como la mayor parte de su literatura, la historia que narra nos trasmite imágenes cinematográficas. De alguna manera vemos en carne y hueso a cada uno de sus protagonistas lo que ocurre, después, es que hay que dar con el cineasta adecuado para llevarla a la pantalla. Dos de sus mejores obras 'Últimas tardes con Teresa' y 'Si te dicen que caí', junto a varias más, como la más reciente 'Lolita's club', fueron adaptadas para la sala oscura pero no consiguieron la empatía necesaria para que, de una buena novela naciera una buena película. Lo que de momento queda claro es que Barea, Camus y Marsé si caligrafían nuestros sueños.