Messi...y un club
Actualizado: GuardarA estas alturas de la película sería ridículo discutir la dimensión de una institución como el FC Barcelona, con todas las secciones deportivas que intentan representar esa filosofía e idiosincrasia especial por la que se autodenominan 'mes que un club'. Su historia, sus éxitos y su trabajo de base están ahí. Sin embargo, en esta época de bonanza deportiva, que no económica (la crisis también aprieta a los que más tienen, aunque a su manera), cuando todo el mundo habla de que han logrado reunir el mejor equipo de fútbol de su historia, me llama poderosamente la atención la notoria dependencia que tiene de un solo futbolista, aunque este sea el mejor jugador de todos los tiempos.
Ningún fichaje a precio de ganga ni ninguna venta millonaria de algún que otro jugador mediocre que pisó can Barça; ni siquiera el inmaculado estilo de toque del que tan orgullosos están desde Guardiola hasta el último técnico de la cantera puede compararse con el 'pelotazo' que pegaron hace unos añitos cuando a Carles Rexach se le encendió la bombillita para 'adoptar' a un niño que apuntaba maneras en esto de darle patadas a un balón pero tenía problemas de crecimiento y necesitaba un tratamiento tan especial como costoso, inasumible por su familia.
Y en esas llegó Messi. Y creció.y crecío.y no paró de crecer hasta convertir el fútbol en otro deporte, una cosa a la que solo sabe jugar él, algo fuera de categoría, una marcha más que surge cuando más lo necesita la situación, casi siempre en el escenario ideal, cuando los focos le apuntan directamente con la misma luz que irradia cuando deja sentados a los contrarios. Y si no que se lo digan a su última víctima: Almunia. El propio portero del Arsenal se quedó alucinado ante lo que se inventó el argentino para meterle el primer gol. Porque sí, Iniesta, Xavi, Alves, Busquets, Pedrito o Villa son buenos, muy buenos. El Barcelona es grande, muy grande. Pero para mí, ahora mismo, es Messi.y un club.