Una técnica sanitaria crioniza la sangre de un cordón. :: LA VOZ
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La congelación de cordones umbilicales en Cádiz aún es minoritaria

El número de donantes gaditanos en 2010 apenas superó los 902, aunque suponen el doble que el año anterior

CÁDIZ. Actualizado: Guardar
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«Es la mejor inversión que hemos hecho; un seguro de vida», explicaba la madre de Alba Ramírez al hablar de su decisión de congelar el cordón umbilical de su hija. Y no se equivocaba. Cuando a esta niña gaditana de cuatro años le diagnosticaron un cáncer y hubo que tratarla con quimioterapia, se obtuvieron células madre de él para recuperar sus sistema sanguíneo y salvó su vida. Además, se convirtió en el primer caso de toda España en recibir el trasplante de su propio cordón.

Con todo, la pequeña Alba no es ni mucho menos la primera paciente que recibe este tipo de transplantes de células madre. La única diferencia es que la inmensa mayoría de los beneficiados reciben las células de los cordones de otros niños que, sin saberlo, se convierten en donantes en el momento de nacer.

Donar sangre de cordones umbilicales (SCU) es muy fácil y, además, es gratis. Los padres sólo tienen que decir antes del parto, «sí quiero», y someterse a un análisis médico para saber si se sufren enfermedades. En los hospitales hacen el resto. Sin embargo, el porcentaje de cordones que se tiran a la basura antes de extraerles la sangre sigue siendo altísimo y las donaciones, relativamente pocas. En concreto, el pasado año, solo un 902 de los 14.000 nacimientos que se producen en Cádiz (extrapolados de los datos parciales del Instituto Nacional de Estadísticas), decidieron congelar la SCU. Es decir, sólo un 6% de los padres. Sin embargo, aunque el porcentaje resulta aún pequeño, se convierte en abrumador si se compara con los que se obtenían en los años anteriores, ya que en 2009 los donantes eran solo 551, en 2008 no superaban los 92, en 2007 eran 46, y en 2006 apenas eran 36 donaciones.

1.627 donaciones gaditanas

En total, en el único Banco de Cordón Umbilical de Andalucía -en Málaga-, donde se envían las donaciones para conservarlas congeladas, existen 1.627 que proceden de los cinco hospitales públicos de la provincia. A ellas habría que sumar las familias (como los padres de Alba) que optan por congelar los cordones de sus hijos en bancos privados, situados en el extranjeros. En estos casos, las células madre obtenidas sólo pueden ser usadas por los 'donantes'. En cambio, las muestras que se mantienen en los bancos españoles, entre ellos el andaluz, están disponibles (por ley) para cualquier persona del mundo que necesite un transplante.

Por supuesto, los donantes 'públicos' también pueden recibir sus propias células si las necesitan, aunque como explica el coordinador provincial de transplantes en Cádiz, José Jiménez Moraga, el uso de cordones propios es rarísimo: en todo el mundo apenas se han dado cuatro y uno de ellos, es el de Alba.

La razón es que hasta ahora, el único uso que se conoce para estas células es la regeneración de médulas óseas y sistemas sanguíneos, fundamentales para enfermos de leucemia, que no pueden usar sus propias células. De ahí, que según Jiménez Moraga, sea tan importante la donación: Cuanto más cordones haya, más probabilidades hay para estos enfermos. Y coincide con los padres de Alba: «Es una inversión de futuro de todos».