EL PEOR INDICADOR
Actualizado: GuardarDe todos los malos indicadores en los que conseguimos destacar, por desgracia, en esta provincia, creo que el más grave es el del fracaso escolar. Un 38%, según el informe de la comisaria europea de Educación, un 40% según los sindicatos, es decir cuatro de cada diez gaditanos no termina sus estudios. Casi la mitad. La media española es del 31%, muy alta también, y la comunitaria del 14,4. De modo que estamos peor que los peores.
Hace falta indagar en lo que esto significa, en vistas de que nadie ha hecho un comunicado, ha dado una rueda de Prensa, encargado un estudio, creado una comisión, convocado una protesta. Nadie ha entonado el «mea culpa» y nadie se ha horrorizado lo suficiente. Si la mitad de los gaditanos no va a tener estudios mañana, en un contexto de economía cada vez más competitiva, de nuevos modelos de trabajo y de un empleo más fugaz y flexible, nos espera un destino tercermundista y todo lo demás es mentirnos, construir castillos en el aire.
Ante este dato se estrellan todos los discursos políticos, empresariales o sindicales que muestran su confianza en la pujanza de la pirámide de población o en su juventud para encarar el futuro. Será difícil que en un contexto así se atraiga empresas y menos aún que éstas se liguen a esa palabra mágica «innovación», con la que terminan todos los debates y modelos de futuro, como si en sí misma resolviera algo, aparte de enunciar un sector de actividad altamente cualificado en el que la lógica dice que podemos competir, aunque cada vez menos, ante los países emergentes. Podremos ofrecer, por contra, mucha mano de obra barata, braceros, camareros de piso o de barra, algunos burócratas y pare usted de contar. Seremos más pobres aún, porque la educación es un valor en sí y una inversión rentable.
A pesar de ello, también frente a los discursos gubernamentales, los presupuestos para Educación van a ser recortados, aunque somos el país de la UE que menos invierte en relación con el PIB, un 4,3% frente al 5.05%. Con el añadido del tiberio que han montado las comunidades autónomas con la supresión de oposiciones para cubrir las plazas vacantes de maestros y la denunciada competencia «desleal» entre unas y otras en estas condiciones, para desesperación de quienes andan encerrados preparando los exámenes. La Junta va a convocar 3.000 plazas, lo que significa que incluso crecerá el número de profesores. A ver si así salimos mejor en el informe PISA.
Sin embargo, no estamos en esta situación sólo por falta de medios. El atraso secular, un bajo nivel socioeconómico, la falta de implantación de los valores de esfuerzo, de autoridad, de mérito y capacidad, el nulo aprecio social hacia la cultura y una escasa implicación familiar se unen y dan en este enorme agujero negro por donde se nos van las generaciones de jóvenes y el mismísimo futuro.
¿Por dónde empezar? ¿Cómo sacudir los discursos y hacerlos realidad? ¿Cómo lograr que la educación sea la prioridad número uno, la aspiración social, el modelo, cueste lo que cueste? Las respuestas no ya pueden postergarse.