Rafael Doménech, Lalia González-Santiago, Agustín Vidal-Aragón y el profesor José Ignacio García. :: FRANCIS JIMÉNEZ
Ciudadanos

La fórmula Merkel suma adeptos

Abogan por «eliminar el corsé sectorial» y que la productividad de las empresas sea lo que decida los salarios Los economistas ven más viable ligar el sueldo a la productividad que al IPC

CÁDIZ. Actualizado: Guardar
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La visita de la canciller Angela Merkel a Madrid ha resucitado el antiguo debate de las cláusulas de revisión salarial. Más del 75% de los convenios colectivos de España ligan el sueldo a la evolución del IPC en lugar de hacerlo a la productividad de cada empresa, una medida de la que los sindicatos han hecho bandera y que ningún gobierno se ha planteado cambiar. La dirigente alemana consideró urgente aplicar esta reforma, pero el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, prefirió coger el camino del medio y no tocar demasiado el tema.

La estrategia del líder del Ejecutivo no ha servido de mucho, el debate está en la calle y ayer salió a relucir durante el desayuno informativo organizado por LA VOZ y el BBVA en Cádiz. Tanto el economista jefe del grupo bancario como el profesor de la Pablo de Olavide se mostraron partidarios de esta medida y así se lo trasladaron a los más de cien empresarios y cargos públicos que estuvieron presentes.

Fue durante el turno de preguntas y ambos coincidieron en la importancia de «eliminar el corsé sectorial que impide el ajuste de salarios a nivel de las empresas».

Este tipo de medidas obliga al empleado a trabajar por objetivos sin que su sueldo esté regulado en función de los precios como hasta ahora sino al volumen de facturación. Eso, insisten, «permitiría dar más estabilidad a los asalariados» y potenciar la contratación indefinida.

El fin de la incertidumbre

Tal como manifestaron, España no la incentiva lo suficiente y se puede comprobar en la enorme tasa de temporalidad que arrastramos. Una situación que «sólo consigue generar inestabilidad en el mercado laboral». «Hay que proteger al trabajador y no al puesto de trabajo», dijo Rafael Doménech, que tiene clara la receta para invertir la situación: una mayor seguridad empresarial, acompañada de una reducción de la incertidumbre por los desfases procedentes de la negociación colectiva y, para finalizar, la incentivación de la contratación indefinida.

El profesor José Ignacio García abogó también por resolver la extrema dualidad que define a nuestro mercado de trabajo. De la misma manera que lo hizo durante la presentación de su libro, en el turno de preguntas de los asistentes defendió la importancia de reducir la temporalidad. Fue aquí donde habló del concepto de 'flexiseguridad', que se ha adoptado en otros países y que consiste en que las empresas puedan contratar y despedir con libertad y el trabajador se sienta siempre protegido. Para ello ha de existir la voluntad de crear un empleo de calidad y según dijo en alusión a los datos que sustentan el informe del BBVA, existe esa voluntad. «El sector privado ha creado en los últimos años más empleo indefinido que el público y es ahora cuando se está realizando una mayor conversión de contratos temporales a indefinidos», puntualizó.

No obstante, tanto Doménech como García consideraron que «éste es un buen momento para empezar a aplicarlo» en medio del periodo de reformas. Además, dijeron confiar en la fortaleza del euro para tirar de las economías de la Unión una vez superada la crisis.