«Única familia humana» en Santo Tomás
Kenia, India, Colombia, Nigeria, Ucrania o la República Saharaui fueron algunos de los países representados La Iglesia local celebra el Día Mundial de las Migraciones con una emotiva misa intercultural
CÁDIZ. Actualizado: GuardarDesde el fondo de la iglesia dos voces comenzaron a entonar un canto alegre y festivo. Como un resorte, la multitud congregada en el templo de Santo Tomás se puso en pie, curiosa e ilusionada a partes iguales. Una comitiva representada por Kenia, Nigeria, India, Colombia, Bolivia y Santo Domingo avanzaba por el pasillo central de la iglesia. El pan, el vino, la luz y las flores -engalanadas con varas de incienso hindú- se encaminaban hacia el altar mayor en un ofertorio sin igual. Fue la enésima sorpresa de una eucaristía multicultural celebrada por el Obispado para conmemorar el Día Mundial de las Migraciones. Emociones contenidas para una misa que partió con un lema propuesto por Benedicto XVI: «Una sola familia humana».
Y si de algo pudo ayer presumir la parroquia de Santo Tomás fue de eso. Países de los cinco continentes se reunieron en torno a un altar presidido por el obispo Antonio Ceballos y que contó con la concelebración del párroco del templo, Juan Piña, y el director del Secretariado de Migraciones, Gabriel Delgado. Países como la República Saharaui, Rumanía, Marruecos o Ucrania llenaron de colorido los bancos de Santo Tomás con sus trajes regionales.
La misa arrancó al mediodía ante una iglesia con bancos y pasillos llenos. El fin primordial de la cita lo desveló minutos después el propio obispo en su homilía: «Somos una sola familia para hacer desaparecer los males económicos y sociales». Ceballos centró su predicación en denunciar las injusticias sociales que experimentan los inmigrantes. Una declaración de intenciones para demostrar que «no están solos» en su viaje además de resaltar la importancia de las parroquias como punto de apoyo del Secretariado de Migraciones.
Peticiones especiales
La ceremonia, con una liturgia sencilla, fue avanzando hasta llegar al momento de las peticiones. Personas de distintas nacionalidades fueron los encargados de clamar por los inmigrantes que buscan trabajo, la distancia de sus hijos, el posterior reencuentro y el fin de las injusticias.
El mestizaje de ofrendas siguió a las peticiones y con ellas la consagración del pan y el vino. La celebración tocaba a su fin y llegaba el turno de una convivencia en la calle lateral del templo. «Hoy celebramos una fiesta que conmemora todo el trabajo realizado en el Centro Tierra de Todos a lo largo de todo el año», reconocía Antonio Ceballos momentos después de la misa. Un esfuerzo que Daniela Vilches también nota desde el otro lado. La boliviana, enfundada en un traje típico de la región de La Paz, reconocía la importancia de citas como las de ayer: «Es una alegría que todos puedan ser conscientes de que somos una sola familia». Un único clan que ayer dejó suspicacias, miedos e inseguridades olvidadas en el cancel de Santo Tomás para clamar por un mundo más justo. Un mensaje optimista en tiempos oscuros para la esperanza.