Un menú muy terrenal
Más de un millar de periodistas de medios de comunicación de todo el mundo cubren la segunda visita de Benedicto XVI a España El Papa degusta tres quesos gallegos, empanada de bacalao y crema de grelos
SANTIAGO. Actualizado: GuardarMás de un millar de periodistas siguieron ayer la visita de Benedicto XVI a Santiago de Compostela. El centro internacional de prensa fue el lugar de coordinación de todo el amplio dispositivo vinculado a los medios de comunicación con motivo de la visita del Papa. Televisiones, agencias de noticias, emisoras de radio, periódicos y otros medios de comunicación contaron al mundo las grandes líneas de los discursos papales, pero también la letra pequeña de un viaje histórico.
Sin café
Tres quesos gallegos -Arzúa, San Simón y Cebreiro, acompañado de unas lonchas de jamón-, empanada de bacalao con pasas, crema de grelos y jarrete fueron los platos servidos en el menú elaborado por el restaurante Carretas para el Papa Benedicto XVI en su primera visita a Santiago. El Santo Padre no pudo tomar café «porque no hubo tiempo», explicó el coordinador eclesiástico de la visita del Papa a Santiago, Salvador Domato.
Avión papal
El Papa voló ayer a Santiago a bordo de un Airbus 320 de la compañía Alitalia acompañado de un nutrido séquito de colaboradores y periodistas. Tras despegar de Roma, y como es tradicional, el Santo Padre envió un telegrama al Jefe de Estado italiano, Giorgio Napolitano, para informarle de que «se dirigía a España». Además, como el vuelo atravesaba espacio aéreo francés, también remitió un mensaje similar a Nicolas Sarkozy en el que «bendecía al pueblo francés».
Intercambio de regalos
Mariano Rajoy, muy aplaudido, acompañado por su mujer, Elvira Fernández, le regaló al Papa una imagen de la virgen Peregrina, patrona de Pontevedra, tallada con cerámica de Sargadelos, típica de Galicia. Benedicto XVI les correspondió con una medalla y un rosario conmemorativos de la visita del Pontífice.
Menos marcha nocturna
La noche del viernes, víspera de la llegada del Papa, fue una noche atípica en Santiago. Los bares de la ciudad tenían permiso para permanecer abiertos 24 horas seguidas, pero lejos de llenarse, registraron menos afluencia de lo habitual. Los jóvenes prefirieron orar a salir de marcha. Las colas fueron constantes en el Obradoiro, al tiempo que 2.000 jóvenes llenaban la parroquia de San Francisco en una vigilia para rezar por los frutos de la visita papal.