Piden dos años de cárcel para dos ex ediles por el accidente pirotécnico de la Feria de 2002
El dueño de la empresa de fuegos artificiales, que también estaba acusado, ha fallecido antes de que se celebre el juicio
Actualizado: GuardarHan pasado ya ocho años de aquella dramática noche, pero los afectados del accidente de los fuegos artificiales de la Feria de Chiclana de 2002, aún tienen fresca en su memoria lo que ocurrió aquel 16 junio, cuando el esperado fin de fiesta se convirtió en lo más parecido a «una guerra».
De forma inesperada, los cohetes que tenían que subir al cielo se dirigieron hacia el público que esperaba disfrutar del juego de luces a unos 60 metros de distancia. La gente trató de huir en desbandada, pisándose unos a otros mientras los cohetes les golpeaban en el pecho, las piernas y la espalda.
Cuarenta y seis personas que resultaron heridas, algunas de gravedad, testificaron ayer en el juzgado de lo Penal número 3 de Cádiz en la primera sesión del juicio contra los presuntos responsables de este accidente. La Fiscalía acusa de ello a la entonces concejal de Fiestas, Teresa Varo, y al ex edil responsable de Protección Civil, Antonio Delli Paoli (ambos del PSOE), para los que pide dos años de prisión por delitos de lesiones y daños materiales. Además de los dos responsables políticos, estaba acusado el responsable de la empresa pirotécnica Al Andalus, Juan Torralba, pero falleció el pasado verano.
Durante toda la mañana, fiscales ya bogados trataron de aclarar cuáles fueron las causas del accidente, pero sobre todo, si hubo falta de previsión por parte del Ayuntamiento a la hora de permitir que el público se situara tan cerca de los fuegos: apenas a 60 metros, en un recinto cerrado junto al lago artificial, que estaba delimitado a ambos lados por vallas y al que sólo se podía acceder por un pasillo.
«Un ratonera», confirmaron uno a uno los testigos, que recordaron ayer ante la jueza de manera muy gráfica el infierno en el que se convirtió aquel mirador frente al lago: «Las luces estaban apagadas y todo estaba lleno de humo», explicaba uno de los perjudicados. «Vi cómo un cohete le daba a una mujer en el pecho, aquello fue un desastre», explicó un guardia civil, también testigo. «Aún tengo secuelas; tengo la pierna totalmente desfigurada y todavía me duele», recordaba entre lágrimas una joven que tenía 16 años cuando ocurrió el accidente.
Tomada por el pánico, la avalancha tiró abajo las vallas laterales y la gente trató de huir del lugar a la desesperada. «Lo que más recuerdo es que se me caían todos encima; todos se empujaban y tuve que pisotear a algunos que estaban en el suelo», confesaba uno de los afectados.
Los dos ex concejales procesados se declararon ayer «totalmente inocentes» y alegaron que, como «cargos políticos» no eran ellos quienes supervisaron el castillo de fuegos artificiales, ni de la contratación de Torralba (que no contaba con los permisos requeridos), sino los técnicos municipales. «Yo confío ciegamente en los técnicos», reconocía Varo, que en un desliz admitió que en las previsiones de seguridad no parecía entrar aquel desastre: «Ninguno imaginó que esto podía pasar».