
La alegría de 'Super Mario' y las dos mujeres de Yonni
El simpático Sepúlveda y los líos amorosos de otro operario acaparan el protagonismo entre un sinfín de historias conmovedoras
Actualizado: GuardarNi la furia devoradora de la mina chilena de San José, ni el encierro sin apenas alimentos durante más de dos semanas a 700 metros bajo tierra, ni las enormes dificultades para hacer posible el rescate apagaron el espíritu perseverante y la ilusión de 33 hombres que se agarraron con fuerza a la vida aún cuando solo respiraban desolación. Ayer, tras librar una batalla sin precedentes, los trabajadores emergían de las entrañas del desierto de Atacama con un mensaje inequícovo: todavía se pueden construir milagros.
Omar Reygadas, uno de los operarios rescatados ayer, conoce muy bien el significado de la palabra superación a sus 56 años. En 1991 el cáncer le arrebató para siempre a uno de sus cinco hijos y, recientemente, le ha tocado afrontar la muerte de su esposa. «Pero siempre ha sido muy fuerte», afirma Omar, uno de sus vástagos. No es la primera vez que Reygadas permanece sepultado bajo tierra. A lo largo de sus más de tres décadas como minero se ha enfrentado a tres encierros, dos de ellos en el yacimiento de San José.
La experiencia de Reygadas contrasta con la precocidad en el oficio de Jimmy Sánchez, de 19 años, quien el fatídico día del derrumbe tan solo contaba con cuatros meses de experiencia, el mismo tiempo de vida que tenía aquel 5 de agosto su hija Bárbara. Es el más joven de todos los trabajadores que quedaron atrapados y ni siquiera cumple la edad mínima estipulada en Chile -21 años- para operar en minas subterráneas. El incumplimiento del requisito no supuso un obstáculo para su contratación, como tampoco lo fue su falta de formación y experiencia para manipular explosivos.
El encierro en la mina de San José ha transformado de forma radical la vida de un grupo de hombres humildes, reconvertidos ahora en aútenticas estrellas mediáticas. Uno de los mineros más carismáticos es Mario Sepúlveda, quien se apoderó ayer de todas las miradas del campamento 'Esperanza' al conquistar a periodistas, ingenieros y políticos con sus bromas y dotes de animador. Sepúlveda, de 39 años y apodado 'Súper Mario', es ya un fenómeno que arrasa en Internet. «Qué fuerza, qué sonriente, feliz y optimista», aseguraba ayer la presidenta argentina, Cristina Fernández en su perfil de Twitter.
Nacimiento de Esperanza
Ariel Ticona, otro de los mineros que esperaba ser subido ayer a la superficie, cobró también especial protagonismo con el nacimiento de su hija Esperanza. La mujer de Ticona dio a luz cuando su marido estaba atrapado, pero ello no impidió que el operario pudiera ver el parto, que fue grabado en vídeo y visto horas después del feliz acontecimiento. «Hola mi amor, me gustaría que nuestra hija se llame Esperanza», con esa palabras pedía el operario a su esposa que bautizase a la pequeña con el nombre del campamento en el que permanecieron las familias al pie del yacimiento a la espera de noticias alentadoras.
Otros, como Victor Segovia, no dejaron escapar de sus manos la posibilidad de retratar con palabras todo lo que sucedía en el interior de la mina de San José. Ahora que ha sido liberado, el 'cronista' del grupo se acerca a cumplir su sueño de publicar un libro en primera persona.
A Yonni Barrios, en cambio, le ha llegado la fama por un camino distinto. Debe su popularidad a las encarnizadas disputas que han librado su dos mujeres para convertirse en apoderadas. Por un lado, Marta Salinas su esposa desde hace 28 años, y por otro, Susana Valenzuela, con quien mantiene una relación desde hace algunos meses. Ahora le toca dar explicaciones.