Patxi López niega su malestar frente a las críticas nacionalistas
El 'lehendakari' confía en desarrollar una gestión eficaz para evitar el desgaste que plantea el PNV
VITORIA. Actualizado: GuardarEl PNV se impuso como objetivo cuando el pacto por el cambio le apeó del poder intentar seguir marcando la agenda política vasca. Lo ha vuelto a evidenciar en su negociación con Zapatero para apoyar las cuentas de 2011 y salvar así su continuidad en la Moncloa. El gran objetivo peneuvista era, y es, desgastar al 'lehendakari' en el fondo, pero también en la forma, como mejor estrategia para retornar a Ajuria Enea. Qué mejor manera de hacerlo que anunciar el compromiso con el presidente del Gobierno español apenas unas horas antes del estreno de López en la gran cita parlamentaria del año, el debate de política general de Euskadi, que se celebró ayer en Vitoria. Y tras un almuerzo en Moncloa entre Zapatero y Urkullu para desdibujar aún más la figura del presidente vasco.
El 'lehendakari' había diseñado ayer un pleno de perfil bajo, absolutamente alejado de los esquemas de sus predecesores nacionalistas en Ajuria Enea, casi siempre dispuestos a usar la cita para lanzar planes y advertencias de alto voltaje político. Pero el evidente mal trago de la víspera le obligó a ofrecer explicaciones, que no a rehacer su discurso. Fueron apenas un par de folios de los 33 que tenía su exposición y unos pocos minutos en el turno de réplica. Patxi López negó su evidente malestar por un episodio que ha dañado su imagen y dejó claro que va a fiar el éxito de su Gobierno del cambio a poder ofertar al electorado al final de su mandato una gestión diaria eficaz.
Los socialistas creen que los intentos iniciales del nacionalismo por deslegitimar al gabinete se han saldado con un sonoro fracaso. «Nos guste o no, usted es el 'lehendakari'», deslizó ayer el portavoz del PNV, Joseba Egibar. Y que en el año y medio que llevan en el poder han logrado «que Euskadi sea diferente», en palabras de López. Que la división identitaria que desgastaba tantas energías esté, si no definitivamente superada, sí encarrilada. Toca, pues, pasar la página de los enfrentamientos estériles y centrarse en resolver eso que se conoce como los problemas reales de la ciudadanos.
El resto de las formaciones no podían desperdiciar la ocasión de utilizar el 'papelón' que se ha visto obligado a jugar Patxi López en el acuerdo para el traspaso a Euskadi de las políticas activas de empleo, y no lo hicieron. Para casi todas ellas, lo ocurrido cuestiona el liderazgo del 'lehendakari'. «El mal trago ha debido de ser de un tamaño más que regular. Y lo que tenemos aún pendiente con Madrid», desgranó con un cierto aire amenazante Egibar.
«Zapatero no debía haber desprestigiado a las instituciones vascas, como ha hecho, por muchas urgencias que tenga. Y usted debió liderar una negociación entre gobiernos porque un 'lehendakari' debe estar por encima de asuntos de partido», le exigió su aliado, Antonio Basagoiti. El líder conservador vasco mostró su confianza en que lo pactado no quiebre la caja única de la Seguridad Social, algo que su partido sostiene en Madrid sin dudas. Con esa premisa por delante, el portavoz popular dejó meridianamente claro que el episodio no va a poner en modo alguno en peligro su apoyo a un Gobierno de cambio.
Obligado a hacer de la necesidad virtud, y eludiendo deslizar la más mínima crítica a Zapatero, el 'lehendakari' inició su intervención, y reiteró en los turnos de réplica, su «alegría» por que después de 27 años el País Vasco vaya a lograr la competencia de políticas de empleo. Un traspaso que ellos y no el PNV empezaron a negociar hace un año. «Es una noticia buena y cuanto antes -no dio una fecha- reuniremos a la Comisión Mixta para materializarla, porque el autogobierno no se desarrolla contra nadie».