La actriz, junto a Paul Newman. : : AP
Sociedad

Ganadora de un Oscar y amante desdichada

La actriz Patricia Neal fallece a los 84 años tras sufrir una vida truncada por la enfermedad y vivir un romance adúltero con Gary Cooper

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A los 84 años ha muerto en su casa de Massachussets, víctima de un cáncer pulmonar, la indomable actriz estadounidense Patricia Neal. La suya fue una vida gloriosa en lo profesional -ganó un Oscar y un Tony- y penosa en lo personal. Sufrió tres infartos cerebrales y superó un coma. Vio morir a una hija por encefalitis; otro de sus hijos también vivió aquejado de daños cerebrales cuando, a los cuatro meses de edad, el coche donde dormía fue embestido por un autobús. Neal fue la amante de un Gary Cooper casado y la esposa durante treinta años del genial escritor de literatura fantástica Roald Dahl.

Sus parientes recordaban ayer el coraje de la actriz para afrontar «su última enfermedad y todas las pruebas a las que se enfrentó con gracia indomable, buen humor y desafío, condiciones que ella llamaba obstinación». Antes de comenzar su carrera en el cine, Patricia Neal hizo sus pinitos como modelo, para, a continuación, debutar en los escenarios de Broadway allá por 1947, con la obra teatral de otra mujer indómita, Lillian Hellman, titulada 'Otra parte del bosque'. Su salto a Hollywood no se hizo esperar, así que en 1949 fue contratada por la productora Warner Bros.

Su primera película llevaba el título de 'John Loves Mary' (junto a Ronald Reagan), pero no sería hasta su participación en 'El manantial', de King Vidor, con Gary Cooper, cuando su nombre llamó la atención de los productores de la Meca del cine... y de la prensa sensacionalista. ¿La razón? El tórrido romance vivido con su católico 'partenaire', hasta el punto de poner en peligro el matrimonio del actor. Incluso el Vaticano se hizo eco del asunto y, en 1952, Cooper fue recibido en audiencia por el Papa Pío XII. El actor nunca quiso divorciarse de su esposa.

Convertida de golpe y porrazo en 'mujer fatal', Patricia Neal prosiguió una irregular carrera cinematográfica, en películas de desigual calidad, desde 'El rey del tabaco' hasta 'Ultimátum a la Tierra', pasando por 'Un rostro en la multitud', a las órdenes de Elia Kazan, así como papeles secundarios en 'Desayuno con diamantes' o 'Primera victoria'. Su mayor triunfo interpretativo le llegó con 'Hud' (1963), de Martin Ritt, escoltada por Paul Newman.

Su trabajo, matizado hasta el arabesco, le valió un merecido Oscar. Sin embargo, cuando se disponía a protagonizar '7 mujeres', de John Ford, una dolencia repentina le hizo abandonar los platós por algún tiempo. Fue el comienzo de su larga serie de males, que la llevaron al Reino Unido, donde se casó con Dahl, con el que tuvo cinco hijos.