EL RAYO VERDE

El manifiesto de Cádiz

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La alcaldesa de Cádiz ha decidido lanzar un «manifiesto de la ciudad» para reclamar el segundo puente. Qué tiempos vivimos. Teófila Martínez recurre a las técnicas de 'agitprop' soviéticas clásicas y resucita un 'vintage' del polvoriento armario de las guerras perdidas, como si fuera un «progre trasnochado» que decía Aznar. Habrá que ver cómo funciona la herramienta en sus populares manos, pero pasada la sorpresa y a falta de conocer el texto, parece una buena idea, un poco romántica, un poco épica y también un poco antinatura, porque es raro que una institución, o sea el poder, haga una proclama reivindicativa, al estilo de Marx y Engels, aunque esperemos que menos coñazo. A fin de cuentas, todo vuelve.

Puestos a manifestar, como ciudad, Cádiz tiene para un gran pasquín, y eso sintetizando al máximo. El retraso del segundo puente viene a ser la gota que colma el vaso de las frustraciones colectivas. Aunque con el carril reversible, el Carranza ya no se atasque tanto, por más que hubiera otras soluciones o sea incierto su entronque en la ciudad y la funcionalidad de la Plaza de Sevilla, el tercer acceso sigue siendo necesario para romper el aislamiento de la capital y dotarla de más posibilidades de crecimiento, de riqueza, de centralidad. La presión contra la «reprogramación», en la que están todos los partidos políticos y agentes sociales aprieta. Es importante no sólo por razones de movilidad, de avanzar en el área metropolitana, o por lo conmemorativo, sino también por salud mental social, de psicología política: Dejar las pilas años y años a medio hacer, deteriorándose al salitre, como un gran árbol del ahorcado, va a dar un mal rollo insoportable. Como jugada política, el «manifiesto» muestra perspicacia, porque sitúa a los demás partidos, y en especial al PSOE, ante la decisión de suscribirlo, por coherencia con las declaraciones de sus líderes y su presión a Fomento, o desmarcarse para no dar bazas a la alcaldesa que, en cualquier caso, habrá ganado la partida.

Pero aparte de las razones de rentabilidad, que no son menores en la práctica política, y sin cinismo, si tal cosa fuera posible, apelar a la unidad de los ciudadanos de toda clase y condición devuelve una cierta ilusión por la democracia, parece algo así como una «comunidad de base» o una célula de partisanos, que saben salvar lo fundamental y aparcar las diferencias.

No garantiza que los plazos se cumplan, pero al menos puede evitar una postergación indefinida, y quién sabe si no moverá a Economía a aflojar la pasta para que salgan las cuentas, o a Fomento y Dragados a poner por delante este proyecto frente a los otros que tienen que renegociar. El Gobierno, en todo caso, podrá saber mejor lo que se juega en esta circunscripción electoral si se muestra un apoyo ciudadano contundente.

Ya puestos, podríamos incluir en el lote Las Aletas, que es también cosa de Madrid; y por qué no el nuevo hospital, aunque éste toque en 'casa Griñán', y los Depósitos de Tabacos, que son de San Juan de Dios...

El redactor del Manifiesto de la Ciudad de Cádiz tiene difícil plasmar tantas necesidades, aspiraciones, agravios. Un texto de estas características debe además de ser fundacional, moral, programático. Estoy deseando leerlo.