![](/cadiz/prensa/noticias/201007/17/fotos/2892675.jpg)
Prisión para el enfermero de Ubrique imputado en el homicidio de su mujer
Los resultados finales de la autopsia revelan la existencia de un metal tóxico como el talio en la víctima; su marido insiste en su inocencia
CÁDIZ. Actualizado: GuardarSu declaración de inocencia y sus repetidas negativas ante las preguntas que le iba haciendo la jueza sobre su supuesta participación en la muerte por envenenamiento de su esposa, fueron estériles. El enfermero de Ubrique arrestado el martes en Las Palmas fue enviado a prisión, tras dictar la titular del juzgado de Violencia sobre la Mujer nº 1 de la capital insular un auto que venía a afianzar las sospechas de que este caso es uno más de la ya larga lista de homicidios y asesinatos por violencia machista. La comparecencia de Iván R. A, muy esperada por la prensa local, sirvió también para visualizar la división que existe entre él y su familia política, que a gritos le acusó de haber asesinado a Laura González.
El diario La Provincia, de Las Palmas, publicaba ayer el resultado final de la autopsia realizada al cuerpo de la víctima. Con sumo detalle, el rotativo insular enumeraba los componentes que fueron hallados en el organismo de la difunta, destacando uno de ellos: el talio. Un metal potente que ha sido utilizado en la elaboración de venenos para ratas e insectos. Aunque este elemento químico tiene también un uso médico. Inyectado en vena es empleado para la detección de tumores. El imputado tenía acceso por su profesión a viales que se administran en el centro hospitalario donde trabajaba. Su mujer, enfermera también, no detectó en ningún momento que estuviera sufriendo un envenenamiento progresivo, según explicaron ayer algunos familiares.
Este periódico puso saber que los padres de Iván, que se han hecho cargo de los cuidados del hijo de la pareja durante el tiempo que permaneció ingresada la madre, también se han trasladado a Canarias desde Ubrique.
«Nunca nos fiamos de él»
El matrimonio se había casado en julio del año pasado, pero llevaban ocho años residiendo en Las Palmas. Su vivienda, situada en el municipio de Telde, fue registrada por la Policía Nacional, que llegó a revisar las alcantarillas por si el sospechoso hubiera arrojado en ellas los restos de los fármacos que supuestamente le fue administrando sin que ella se percatara.
Su abogado, Pedro Quintana Rodríguez, confirmó a la salida de los juzgados cuál fue la posición de su cliente: «Él se considera inocente. Las cosas están todavía muy, muy verdes y hay que darle muchas vueltas». Visión distinta es la que tiene la familia de Laura, procedente de la zona del Sacromonte en Granada. Ellos protagonizaron las escenas de dolor en las inmediaciones del edificio judicial. «Me la estaba envenenando como a las ratas», gritó la madre; mientras que su padre y un primo insultaron al acusado cuando accedía al juzgado. «Nunca nos hemos fiado de él».