Maradona, acompañado por su hija Giannina, se encaró con un grupo de aficionados alemanes al término del partido. :: AP
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La desesperanza argentina

Los aficionados de la albiceleste lloraron tras la derrota ante Alemania, pero la mayoría aún tiene fe en Maradona

BUENOS AIRES. Actualizado: Guardar
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Para dar una idea de la dimensión del desengaño que sufrieron el sábado los argentinos, basta con ver una encuesta de expectativas realizada la víspera del letal choque ante Alemania. Según la consultora 'Analogías', el 86% de los encuestados vaticinaba que su selección pasaría a las semifinales. La mayoría, además, la daba como campeona del Mundial. El planteamiento táctico del equipo de Maradona era «acertado» o «muy acertado» para el 77% de los consultados y el director técnico, un hallazgo.

Pero el gran sueño terminó en la peor de las pesadillas. Todas las debilidades que la ilusión tapaba quedaron al desnudo en 90 minutos. No importa que la albiceleste haya quedado en el quinto puesto luego de cuatro victorias consecutivas. La apuesta fue a todo o nada, y la derrota fue humillante. El gran equipo de atacantes temibles no hizo ni un gol. Y Maradona volvió a ser un adicto recuperado. Un soberbio.

Para encontrar un antecedente de un fracaso así hay que remontarse a 1974, cuando Argentina perdió cuatro a cero contra Holanda. Pero el honor quedó salvado cuatro años después, cuando Argentina ganó la final contra la 'naranja mecánica' en la Copa del Mundo'78 en Buenos Aires. Esta nueva frustración resulta difícil de digerir. La caída arrancó muy alto. Miles de argentinos que habían elegido reunirse para seguir el partido en las calles, plazas y paseos públicos huyeron en desbandada ya en el tres a cero. Unos pocos se quedaron llorando a ver el festejo alemán. El delirio del viernes, tras la derrota de Brasil contra Holanda, devino en una tristeza infinita. Los argentinos celebraron que el rival más temible quedara apeado y horas después lloraban con ellos.

«Un bochorno»

«Una cosa era perder uno a cero, o en los penaltis. Pero esta goleada fue un bochorno», comenta un aficionado. Aquellas protestas que hicieron los hinchas cuando Maradona eligió a sus 'gladiadores' sonaron ayer más fuerte que nunca. ¿Por qué no fueron Riquelme, Cambiasso o Zanetti? Maradona, cuestionado durante las eliminatorias por resultados que mostraron graves carencias, había planteado un equipo que parecía demoledor en ataque. Hasta los más escépticos empezaron a creer entonces en la mística que el 10 inoculaba en las individualidades de su conjunto.

El Diego motivador, que apelaba al sentimiento, se ganó a todos los argentinos y también a críticos del mundo. Sin ir más lejos, horas antes de la caída, el 'New York Times' pidió disculpas al ex mejor jugador del mundo por no haber confiado en su intuición. Pero en pocos minutos se vio que el castillo era de naipes. Ahora muchos se preguntan si 'El Pelusa' seguirá como técnico o si optará por imitar el camino de Dunga en Brasil. Las primeras encuestas tras la caída mostraban que una mayoría de argentinos sigue confiando en él. Tiene su lógica: de 24 partidos -13 de ellos oficiales- la selección ganó 18 y perdió seis. Pero a medida que pasan las horas y la cabeza se enfría, los incondicionales pasan a ser minoría. La incógnita quedará desvelada en un amistoso que la selección disputará en agosto en Dublín.

Ni Messi pudo mostrar la habilidad que le llevó a ser elegido el sucesor de Diego. Los fanáticos de la selección ya no dudan de que hay dos Messi. Uno que deslumbra en Barcelona, y otro, quizás un gemelo mediocre, que patea para Argentina. Treinta disparos al arco le contaron en estos cinco partidos en Sudáfrica. Ninguno entró. La 'Pulga', que en Alemania 2006 había creído que éste sería su Mundial, se fue frustrado, llorando.