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CÁLCULOS APROXIMADOS

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La OTAN espera que se produzca un 25% más de bajas en Afganistán. En términos militares se entiende por baja, al soldado que queda inútil temporalmente para desempeñar su misión y también al que ya no podrá hacerlo nunca, ya que ha muerto en combate. Ganar terreno en los frentes talibanes está teniendo el precio de conquistar ese pequeño espacio que necesita una tumba individual. Las previsiones son muy negativas, ya que lo que llaman «insurgencia» ha elaborado eficacísimos artefactos explosivos caseros letales. ¿Cuántos muertos hacen falta para que se considere esta guerra un error semejante al que se cometió en Corea o en Vietnam? También este conflicto bélico es «asimétrico», pero a cualquier soldado le es indiferente morir en Waterloo o de una bala perdida el día después de que sus respectivas patrias hubieran firmado la paz.

La guerra, que al hombre «entigrece», según reconocía alguien tan pacífico como don Antonio Machado, ha hecho que este planeta sea una selva. ¿Cuántos jóvenes de ambos bandos, que tenían la vida por delante, se la tienen que dejar allí, apenas cubierto su trecho inicial? Voltaire, que creía en muchas cosas a pesar de sus fama, llama a la guerra «empresa infernal» y se asombra de que «cada jefe de asesinos» haga bendecir sus banderas y dedique algún tiempo a rogar a Dios antes de ocuparse de exterminar a sus semejantes, que nacieron un poco más allá de sus fronteras.

Debemos desear que la OTAN no ande descaminada en sus cálculos. No vayan a sobrar ataúdes, ni medallas, ni músicos que hagan ruidos épicos en los funerales. Los Estados Mayores de los ejércitos, que han demostrado a lo largo de la Historia que hay otros que a su lado son pequeños, deben establecer cálculos sobre las bajas. Hay que tenerlo todo previsto, ya que lo que no es previsible es que estalle la paz. No la reconoceríamos.