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Los usuarios analizan el primer año del tren Alvia: «Lo complicado es montarse»
Las críticas a la gran dificultad para obtener billetes y a la lentitud del recorrido provincial eclipsan la satisfacción por el servicio a bordo
CÁDIZ. Actualizado: GuardarEl primer cumpleaños sirve para que la euforia inicial se haya convertido en espíritu crítico. El 14 de junio de 2009, la entrada en servicio del tren Alvia suponía la reducción de 43 minutos en el viaje a Madrid. Cualquier rebaja en los tiempos es una buena noticia para una ciudad como Cádiz, instalada en la periferia de la periferia, teóricamente lejos de todo.
Pero al soplar la primera vela, también aparecen los inconvenientes. La mayoría de las críticas al servicio se centran en la dificultad para encontrar billetes a un precio razonable y sin una antelación desmedida. Casi todos los usuarios consultados coinciden en que lograr plaza es un suplicio, aunque una vez dentro (con matices) el servicio resulta satisfactorio.
Aurea Otero es una trabajadora social gaditana que tiene su puesto de trabajo en Madrid. No tiene quejas del servicio pero «es demasiado difícil encontrar billetes. Hay que comprarlos con mucha antelación. Es imposible plantearse el viaje dos o tres semanas antes porque te quedas sin sitio. Si hay un puente o algún tipo de festivo por medio, ya ni hablamos».
Esa dificultad obliga a coger cualquier plaza: «Si no quedan billetes comunes, tienes que comprar preferente, que son 68 euros sólo de ida. En ese caso, te planteas si no es más barato el avión». Manuel Vera es un gaditano que trabaja en una empresa de logística en Madrid. Asegura que se ha notado cierta mejoría con la entrada en servicio de un tercer tren diario, que fue añadido en diciembre, porque «cuando había dos, conseguir billete era una odisea. No podías planificar un viaje dos semanas antes porque te quedabas fuera». También expone una queja muy extendida: «El trayecto de Sevilla a Madrid es una delicia, pero el de Sevilla a Cádiz se hace larguísimo, hay demasiadas paradas». Una vez en el vagón, no tiene demasiados peros: «Creo que se va bien, apenas he sufrido algún retraso ni molestia».
Antonio de María, presidente de los hosteleros de la provincia admite que el servicio «es bueno o muy bueno» y celebra que el Alvia «redujera el tiempo de trayecto». El representante empresarial coincide con los ciudadanos en su queja más común, la falta de billetes.
La clave, según De María, es que hay demasiados viajeros que se montan en Sevilla o Córdoba, camino de Madrid, porque velocidad y comodidad son similares con el AVE, pero el precio es mucho más bajo. El presidente de Horeca llegó a pedir a la Dirección Comercial de Renfe que diera «prioridad absoluta al trayecto completo, a los que hacen el viaje Cádiz-Madrid o al revés. Los que se montan en Sevilla o Córdoba tienen otras alternativas ferroviarias, pero los gaditanos, no. Deberían reservar todas las plazas para el trayecto íntegro y, las que se queden sin vender, que se pongan en taquilla después».
Elena Palacios, que trabaja en una consultora, coincide con el diagnóstico general. «No da mal servicio, pero cuesta demasiado encontrar hueco y, al final, siempre tienes que manejar otras alternativas».
El doctor Antonio Fernández Repeto y el diseñador de interiores Álvaro Linares representan a otro particular grupo de ciudadanos, los que no utilizan el Alvia pese a que han valorado la posibilidad.
En ambos casos, hacen frecuentes viajes a Madrid y admiten que han sopesado la posibilidad. Los dos, sin ensayarlo, repiten argumentario: los horarios son malos, impiden salir temprano, llegar a una reunión de trabajo, asistir y regresar a una hora razonable.
Las cuatro horas largas aún se les hacen demasiadas y se tienen que inclinar por el avión o por buscar el AVE una vez en Sevilla.