Kuzmanovic echa una mano a Ghana
Los africanos se imponen a una decepcionante Serbia por un penalti absurdo del centrocampista del Stuttgart
JOHANNESBURGO. Actualizado: GuardarKingson, el portero ghanés del Wigan al que el playero 'Jabulani' estuvo a punto de jugar una mala pasada, se arrodilló y miró al cielo cuando el excelente árbitro argentino señaló el final en Pretoria. Gyan, delantero del Rennes y autor del gol de penalti que puede valer una clasificación, era agasajado como un héroe. Ghana, y África entera, celebraban con bailes y un concierto de vuvuzelas el primer triunfo en 'su' Mundial.
Al otro lado, Kuzmanovic, un medio del Stuttgart que se había incorporado en la segunda mitad para dar más frescura a los balcánicos, lloraba por haber cometido la acción quizá más tonta de su carrera. Un balón pasado y una mano de alevín que protestó más por desesperación que otra cosa. Bien sabía él que había cercenado la ilusión de un país competitivo, orgulloso y guerrero, de una Serbia que había descubierto con Antic la felicidad que nunca encontró con Javi Clemente y que confiaba en hacer algo grande en este Mundial. Todavía puede pero se la ha complicado la supervivencia porque en este grupo está Alemania. Y los teutones siempre son duros de pelar.
No fue la única estupidez de los serbios, ya que el central Lukovic, experimentado defensor del Udinese, se ganó la segunda amarilla y la expulsión por un agarrón innecesario, en una acción sin peligro, a un cuarto de hora de final. Antic mostró un rostro desencajado en el banquillo. No se creía que eso le pudiera ocurrir a los representantes de un país que siempre demostró conocer bien el oficio. Era su debut en el Mundial y al técnico serbio no le llegaba el nudo de la corbata al cuello. Tendrá que tirar de todas sus dotes de maestro de la psicología para levantar el ánimo de su tropa, hundida tras la primera batalla en Sudáfrica.
Serbia se presentó en el Mundial con grandes expectativas y tras una clasificación soberbia en la que superó a Francia, pero falló en su estreno. Es verdad que dispuso de alguna ocasión para haberse adelantado, pero no es menos cierto que los africanos estrellaron dos balones en el palo.
Kolarov no ataca
Fue un partido muy cerrado en el primer acto, con demasiado respeto mutuo y temor a no perder, y desatado en la reanudación, con idas, venidas y bastantes ocasiones por ambas partes. Nikola Zigic, el ex delantero del Valencia, no tuvo su día, y tampoco Krasic, el emergente extremo derecho del CSKA de Moscú, al culminar una gran internada de Lazovic cuando los 'plavi' ya estaban en inferioridad. Apenas destacaron los nuevos valores serbios. Y Kolarov, el corpulento lateral de 1,87 por el que suspira Mourinho, mostró fuerza, coraje y algún buen golpeo con la zurda, pero se incorporó poco al ataque.
Milovan Rajevac, el desconocido técnico serbio que dirige a los ghaneses, ganó la batalla a su afamado colega e hizo enloquecer al continente pobre, sobre todo a las gentes de un país que hace unos meses ganó el Mundial sub'20 y que en Alemania celebró ser la única selección africana que logró pasar la primera fase. Cayó en cuartos ante Brasil y con la ausencia de su estrella Michael Essien, baja también en Sudáfrica. Y este equipo es más experto que hace cuatro años, donde fue el más joven del certamen, con una media de edad inferior a los 24 años. Las 'estrellas negras' arrancan fuerte y alimentan un sueño global.