«Los políticos mienten; el puente no se va a ralentizar, se va a parar»
Los pocos trabajadores que quedan en el tajo temen por su futuro, mientras esperan a que Fomento anuncie qué va a pasar
Actualizado: GuardarAlgo ha cambiado en el segundo puente. En el tajo del segundo puente. Las conversaciones entre los trabajadores ya no giran en torno al Mundial de fútbol que arranca hoy, ni a la salvación del Cádiz o a los problemas domésticos de cada cual. Desde hace diez días todos viven pendientes, exclusivamente, de los recortes anunciados por Fomento y de cómo les van a afectar. La incertidumbre es la nota dominante, aunque los 'daños colaterales' empiezan a concretarse. Dragados, responsable de la ejecución de los trabajos, está dando boleto a sus empleados, al igual que las empresas subcontratadas, que progresivamente están entregando el preaviso de vacaciones a soldadores, gruístas, ferrallistas y demás personal.
Manuel Balber, gaditano de 39 años, empezó a trabajar en el puente hace tres meses. A punto estaba de coger sus bártulos para marcharse a Galicia en busca de empleo cuando un amigo le llamó. El Grupo Tecade, una de las subcontratas de la obra, necesitaba soldadores. Y le cogieron. Manuel, padre de dos hijos, se llevó una de las alegrías de su vida. Tenía trabajo garantizado para, al menos, 18 meses. «Fue una alegría y una tranquilidad», afirma. «Llevo tres meses como soldador en el tramo inicial del puente, en el nudo del Río San Pedro, y todo iba fenomenal. Pero hace unas dos semanas comenzaron los rumores. Decían que había problemas, nada concreto, pero todos teníamos claro que esos rumores eran la antesala de la noticia. De la mala noticia».
La pasada semana, ese 'runrún' se confirmó. «Dragados empezó a despedir a gente», asevera Manuel. «Los de las subcontratas seguimos trabajando, pero sólo porque hay algunas faenas que no se pueden dejar a medias. En cuanto las acabemos, nos vamos para casa».
A la espera
Obviamente, la pesadumbre se ha apoderado de todos. No pueden hacer nada, excepto seguir con la faena hasta que el encargado les comunique que se tienen que marchar. «Estamos todos muy mal. Teníamos un año y pico de trabajo por delante y ahora nos vemos así. Y el problema no es ni tan siquiera ese, sino lo mal que está la cosa ahí fuera. No hay trabajo para nadie con esta crisis tan fuerte que padece España y la verdad es que hay gente que lo está pasando realmente mal. Y lo peor está aún por llegar».
Y es que Manuel tiene claro lo que va a suceder. Hace su propio análisis de la situación. «La crisis acaba de empezar. Esto no es más que el inicio. Hasta ahora el gobierno ha tenido dinero y ha ido tirando de caja. Pero ahora se ha quedado sin dinero, y veremos a ver cómo salimos para adelante».
¿Qué pasará? No lo sabe, aunque el futuro lo ve oscuro, muy oscuro. Sin embargo, a la hora de buscar culpables, lo ve cristalino. «Los políticos. Es indignante ver cómo salen en la prensa con palabras muy bonitas, pero mienten. Llevo días leyendo y oyendo que el puente no se va a parar, que se va a ralentizar. Eso es lo que dicen, ¿no? Pues es mentira, el puente se va a parar. De hecho se está parando ya. A la vista está. Muchos compañeros están en la calle. Y nosotros, en unos días».