![](/cadiz/prensa/noticias/201006/07/fotos/2541299.jpg)
El PP se lanza a la conquista de los «traicionados» por el PSOE
Los socialistas reconocen que la presidencia de la UE les ha supuesto un «lastre» por el endurecimiento de su política económica
MADRID. Actualizado: GuardarQue son millones, alrededor de media docena, los votantes del PSOE que se han distanciado de José Luis Rodríguez Zapatero en los últimos dos años es algo que el PP tiene ya constatado. Lo indican todas las encuestas. Que el principal partido de la oposición haya sido capaz de absorber el flujo de desencantados es harina de otro costal. El porcentaje de los que han buscado refugio en la formación de Mariano Rajoy es mucho menor de lo que desearían los populares, por eso creen que ha llegado el momento de dar el golpe. «Si no hay sindicatos que sepan defender el derecho de los trabajadores, que éstos estén tranquilos, que aunque le duela al PSOE, aquí está el PP para defenderles», lanzó ayer su secretaria general, María Dolores de Cospedal.
El partido opositor entiende que el propio presidente del Gobierno les ha puesto en bandeja el remedio para su estancamiento. Y aspira a sacar punta al recorte del gasto social que supondrá la congelación de las pensiones, el recorte del salario de los pensionistas y la irretroactividad de las ayudas a la dependencia. El propio ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, aseguró durante un acto en Cádiz que ésta es la «situación más difícil por la que ha atravesado el PSOE siendo Gobierno». Y para remarcar lo grave del momento hizo un llamamiento a sus seguidores: «Que nos echéis una mano», pidió. «Sé que mi intervención no ha sido especialmente divertida, pero no están las cosas para bromas».
Casi a la misma hora, pero en la otra punta del país, en Tarragona, la número dos del PP se dirigía también a los votantes socialistas. Pero no a los entusiastas fieles que incluso ahora están dispuestos a acudir a un mitin protagonizado por un dirigente de esta formación política sino a los otros, a los que se sienten, según su propia terminología, «traicionados». «Desde el PP -prometió- nunca vamos a engañarles». Acompañada por la presidenta de su partido en Cataluña, Alicia Sánchez-Camacho, se mojó además con la promesa de que su formación jamás tocará las pensiones en caso de ocupar el Palacio de la Moncloa.
«Hoy el Gobierno quiere instalarnos en una falacia y nos dice que tenemos que elegir entre el ajuste presupuestario que perjudica a los más débiles o el crecimiento económico, y no es verdad», alegó. «El crecimiento económico se consigue con un ajuste de las cuentas públicas y con reformas estructurales. Pero Zapatero quiere ajustar las cuentas de la manera que más perjudica a los más débiles, a los que lo están pasando peor», dijo a modo de estocada.
Peaje de la europresidencia
Por su parte, los socialistas se confiesan abrumados, en algún caso incluso «indignados», con la deriva que han tomado las cosas en cuanto a la presidencia de la UE se refiere. Cuando la crisis comenzó a revelar su crudeza, muchos vieron como una gran victoria ideológica que líderes conservadores como el francés Nicolás Sarkozy se lanzaran a criticar el capitalismo salvaje y a exigir mayor regulación. Pasaron los meses, llegó el semestre español y no sólo no se han puesto en marcha aún medidas de control del mercado financiero sino que su ley impera más que nunca. Tanto que obligó a Zapatero a tomar decisiones «dolorosísimas», de las que abominaba hasta hacía, literalmente, dos días.
¿Podía haber plantado cara el presidente del Gobierno español para hacer prevalecer sus valores socialistas o en un contexto como el actual estaba atado de pies y manos? «Ni tanto ni tan calvo», replica un destacado eurodiputado del PSOE. A su juicio, habría sido posible mostrar más reticencias y asumir, en cierto modo, el papel de líder de la izquierda europea que los socialistas siempre han reclamado para su jefe de filas. Pero ejercer la presidencia de turno supuso un lastre y no una oportunidad para la defensa de sus posiciones progresistas.