Canito asesta el golpe definitivo
Jugadores y técnicos de ambos conjuntos acaban a puñetazos un duelo intenso en el que los azulinos fueron muy superioresMarcó el gol que daba la eliminatoria al San Fernando y que desencadenó una batalla campal
SAN FERNANDO. Actualizado: GuardarMuchas historias se dieron ayer en un mismo escenario. Unas positivas y otras, lamentables. Vayamos por partes.
En el terreno deportivo lo más destacable fue la victoria del San Fernando en el cómputo global de la eliminatoria ante el Utrera. Los isleños serán los primeros en ser repescados para jugar en Tercera cuando quede una plaza libre. Enfrente estaba un equipo que vivió durante los 190 y tantos minutos del aliento que le dio el San Fernando con sus innumerables errores defensivos. Al final, el 3-1 neutraliza el 4-2 de la ida por el doble valor de los goles fuera de casa.
La catarsis se apoderó de Sacramento cuando, después de buscarlo más y con más ahínco, Canito empalaba un rechace que se colaba por la escuadra de la portería defendida por Fran, cuando corría el minuto 93.
La situación estuvo controlada desde muy pronto. Los azulinos salieron muy enchufados, probablemente el partido en el que han protagonizado el mejor arranque, y tras innumerables ocasiones muy pronto se pusieron por delante en el marcador. El primero fue de Sotelo, que recogió un rechace al borde del área y batió en el mano a mano al portero utrerano. El segundo, obra de Puli, que se aprovechó de un pase de la muerte del protagonista del gol anterior. Corría el minuto 29.
Pero la expulsión de Raúl Silveira en el minuto 40 por doble amarilla pondría a los isleños en una situación límite, que se complicó mucho más cuando Juan Carlos se aprovechó de un error de Del Cerro para hacer el 2-1. El cancerbero pidió el cambio acto seguido y entró el juvenil Toni, que completó una actuación impecable. Lo mismo que Sergio Beato, cabeza pensante de todas las acciones de peligro de los locales.
Cuando todo parecía perdido, el tanto de Canito desataba la euforia y desencadenaba una batalla campal. Sotelo y Doblado la emprendieron a puñetazos tras el gol. Juanjo intervino en la trifulca y los tres, a la calle. La tensión estaba en el aire y se trasladó a los banquillos. Puñetazos y patadas entre unos y otros obligaron a intervenir a las fuerzas de seguridad, que también se llevaron algún que otro cascaporro. El público se dejó llevar pero al final no pasó a mayores.