Polonia pone palos en la rueda a las constructoras españolas

Las multinacionales españolas del sector de las obras públicas y la construcción han conseguido una sólida posición en Polonia y compiten con firmas alemanas, francesas, italianas o británicas. Sin embargo, algunas empresas, como las filiales de Acciona y Ferrovial, Mostostal y Budimex, se han visto envueltas en conflictos con la Administración polaca por causas como fallos en obras o demora en los plazos. El último caso conocido hace unos días fue el de la carretera nacional S7 de Varsovia a Cracovia, cuya construcción fue adjudicada a Mostostal. Según los inspectores de la Dirección General de Carreteras Nacionales y Autopistas polacas, la vía tiene que ser reparada dos años después de la finalización de las obras porque los expertos han detectado que en varios sitios hay fisuras y la densidad de las capas de asfalto no es suficiente.

«Una chapuza más de la empresa controlada por el consorcio español en las carreteras polacas», escribe en el diario 'Dziennik Gazeta Prawna' el periodista Maciej Szczepaniuk. La filial polaca de Acciona fue expulsada por demoras de cuatro meses en la construcción del estadio de fútbol de la ciudad de Wroclaw. Asimismo, el Gobierno polaco puso en cuestión la calidad de la construcción del tramo de la autopista A1 entre la ciudad de Lodz y la región sureña de Silesia, realizada por Ferrovial.

Estos conflictos generan preocupación en círculos empresariales y diplomáticos españoles en Polonia, que temen por la buena imagen de España en el país centroeuropeo. Según diversas fuentes, «las autoridades suelen ser muy exigentes con las empresas constructoras y de obras públicas españolas y extranjeras, pero no lo son tanto con las del propio país».