ESPAÑA

El primer día sin el juez

Pedraz trata de hacerse con los mandos del «juzgado descabezado»

MADRID. Actualizado: Guardar
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Como cualquier grupo que pierde a su líder, los funcionarios del Juzgado de Instrucción número cinco de la Audiencia Nacional acudieron ayer a trabajar enfadados y tristes. El viernes habían visto caer a su «jefe», habían vivido en primera persona la humillación de ver cómo era suspendido por razones «harto difíciles» de comprender. En definitiva, le habían dicho adiós por lo que creen que fue una «injusticia». De ahí que, uno tras otro, decidiesen bajar la escalinata del tribunal para despedirlo, con emoción y tristeza, por última vez.

Los mismos funcionarios que hace unas semanas firmaron una carta de apoyo a Garzón, aquellos que desde su «posición privilegiada» podían ver «día a día» el proceder del juez y su forma de trabajar «sin descanso» y «durante jornadas maratonianas», volvieron ayer lunes a su lugar de trabajo, conocido ya como el «juzgado descabezado». No estaban para hablar mucho, pero la indignación aún se palpaba.

Si la mejor manera de olvidar es trabajando, la treintena de funcionarios cumplieron su propósito a rajatabla. El vaivén de abogados, policías y fiscales, el murmullo de teclados, ratones y teléfonos escenificaban que en la segunda planta de la Audiencia Nacional las cosas fluían en medio de ese caos ordenado, habitual en cualquier sede judicial.

Diligencias urgentes

Durante toda la mañana, el juez Santiago Pedraz, sustituto temporal del juzgado de Garzón, salía y entraba sin cesar de las dependencias, resolviendo las diligencias más urgentes que era necesario llevar a cabo y ocupándose de los trámites ordinarios de su propio juzgado, el número uno de instrucción. En la oficina de Garzón se estima que hay pendientes unos 300 asuntos, una carga «aceptable» para el Consejo General del Poder Judicial.

Para abordar la sustitución del juez, el presidente de la Audiencia Nacional Ángel Juanes se reunió en su despacho con los cinco instructores del tribunal. Encima de la mesa se barajaron varias opciones: que el Consejo nombre a un sustituto temporal; que Pedraz siga al frente hasta que el Supremo emita una sentencia; o que los cinco instructores se dividan el trabajo del juzgado. No obstante, no se tomará una decisión hasta que el Consejo decida sobre el traslado al Tribunal Penal Internacional.

Garzón, por su parte, no paró en su primer día de exilio. Se reunió en la embajada de Argentina de Madrid con la presidenta de aquel país, Cristina Fernández de Kirchner, quien le expresó su respaldo. «Estamos no sólo preocupados, sino sorprendidos y dolidos», afirmó la presidenta.