Cinco formas diferentes de sufrir
Las ciudades de Jerez, Tenerife, Valladolid, Santander y Málaga apuran sus últimas opciones de mantener un años más la categoría Los equipos metidos en la lucha por la salvación aguardan la sentencia del domingo
JEREZ. Actualizado: Guardar«Gorosito es Dios y Ziganda, el diablo». En esa frase se resume el sentir de la afición del Xerez que, a pesar de la temporada penosa de su equipo, es aún capaz de mover más de 3.000 personas para animarle a quemar los últimos cartuchos que quedan en Pamplona. No es de extrañar que el presidente del Racing sienta envidia: resulta que él regala las entradas para el partido del Sevilla y los que van, además de ir de gorra, le pitan. Valladolid, Tenerife, Málaga... en cada una de las ciudades que sufren el sinvivir de la lucha por la permanencia el trance se soporta de distinta manera. Sobre todos esos estadios flota, como una nube, un cierto sentimiento de culpa, porque, con la mano en el corazón, todos saben que se merecen el descenso.
Comprobado como está que ninguno de los cinco candidatos se ha ganado el salvoconducto a Primera en el campo, es más que lógico que los rumores surjan, crezcan y se reproduzcan. Sin duda, la aportación del presidente cántabro ha resultado valiosa para que en el resto de ciudades anden que trinan. Claro que aquí nadie puede decir que ha visto o que ha oído: todo es chisme o realidad difícil de probar, como las orgías y el dopaje de los futbolistas, hasta que salgan en el 'Interviú'. Los mortales nunca hemos visto esos maletines que vienen y van rebosantes de panoja, y quienes los reciben no van a ser tan bobos como para andar cacareándolo.
Dispuestos a todo
Por si acaso, el presidente del Valladolid, Carlos Suárez, ya ha dicho que si no estuviese prohibido, él haría cualquier cosa -vamos a pensar que se refiere a pagar para que no dé pena-. Son posibilidades que no están al alcance de todos: si el Málaga tuviese dinero como para untar a otros habría fichado algún jugador, así que está descartado. A falta de un Revilluca, Pucela tiene un Clemente, que no es poco. A él se debe el mérito de que una plantilla indolente, que hacía mejores actuaciones por la noche que por las tardes en su estadio, se haya reenganchado a la Liga.
Hacemos la siguiente parada de este camino al infierno en Málaga, donde habita y entrena nuestro conocido Juan Ramón López Muñiz. Como el Racing, su equipo tuvo la salvación a tiro mil veces durante la temporada, y no acertó. Ahora lo paga con sufrimiento y un partido con el Real Madrid, cuando ya tiene que llevar atado a Cristiano Ronaldo. Pinta fatal. Por eso, no es de extrañar que los abonados pretendan que el club les devuelva algo: un montón de gente ha puesto a la venta su carné para recuperar al menos parte de lo que pagaron en su día con toda la ilusión. Hay que aclarar que el Málaga no se ha cortado ni un pelo y casi ha fomentado la deserción con los precios con que ha decidido celebrar el fin de fiesta en La Rosaleda: las localidades cuestan entre 120 y 220 euros.
Las autoridades apoyan, pero tampoco dan un paso al frente. Lo habitual es ver en el palco sólo al concejal de Deportes, aunque el club tiene buena relación con las instituciones, metidas en proyectos de envergadura, como el de una ciudad deportiva. En Tenerife, el presidente del Cabildo ya salió la semana pasada pidiendo apoyo a la afición. Allí, donde se gasta un montón de dinero en promoción turística, la gran industria de la isla, el equipo es otro atractivo, como el Teide.
Ha quedado para el final el Xerez, el sufridor que ha cargado con el farolillo rojo desde las primeras semanas de campeonato. A media Liga, ya estaba consumado el desahucio y los demás, ilusos, se creían que sólo quedaban dos plazas para adjudicar. Eso fue hasta que llegó Gorosito, un buen entrenador con el pelo como Eva Nasarre y ese apellido tan simpático. En el club, esta temporada permanecerá grabada en la memoria: es la primera en Primera de toda su historia. También en la de los aficionados, que han visto desfilar por Chapín a lo mejorcito del fútbol español. Por eso hay que entender que, a pesar de la pésima trayectoria, la entrada en el campo apenas se resintiera. De hecho, casi siempre acudían a ver perder a los suyos, sin mayores expectativas.
Un tipo querido
Como cualquier cambio en el Xerez sólo podía ser para mejor, nadie se paró a preguntar las pasadas Navidades qué interés podía tener un grupo de inversores argentinos en adquirir un club en esas condiciones -siguen sin preguntárselo-, ni si ponían al frente de la plantilla al tal Gorosito o a un sobrino. Cinco meses después, el público tiene todo el derecho a soñar con la salvación y el entrenador no puede dar dos pasos por la calle sin que le abracen. Cómo será la cosa que si a la hinchada le diesen a elegir entre la permanencia a secas o el descenso con Gorosito garantizado, podría salir lo segundo.
Debe de dar gusto trabajar entre gente tan agradecida y fiel como para estar organizando un desplazamiento de tres o cuatro mil personas a Pamplona, a pesar de que la chicharrera del volcán pueda obligarles a viajar en autobús, algo que da desmayo sólo con pensarlo. Los que se quedan, preparan una 'quedada' para recibir al equipo a la vuelta como a héroes, ya sea para celebrarlo con ellos o para consolarles.