EL MAESTRO LIENDRE

RESPONSABLE, NO CULPABLE

Da igual que sea la caja de San Fernando, el estadio Carranza o el carajal del PSOE. Cuando alguien pide cuentas por una gestión, la única respuesta que recibe es: «Yo no tengo la culpa»

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Hemos llegado a tal nivel de enajenación colectiva (habrá que ver si es transitoria) que consideramos un acontecimiento que dos dirigentes se reúnan, en vez de valorar las consecuencias prácticas, acuerdos o decisiones, de su cita. Da la sensación de que nadie está dispuesto a cargar con lo que le toca, de que perdimos la coherencia como a las abuelas, y que nadie está -ni una vez, no vaya a crear precedente- por dar la cara ni apechugar. Cuando alguien pide responsabilidades, el receptor de la exigencia dice que «no tiene la culpa». Yo no he sido, es el otro, es un complot... Esas son las respuestas crónicas del frenético sistema frentista al que nos hemos condenado.

Cada vez que los ciudadanos esperan que sus representantes temporales asuman aquello tan viejo de «hacerse cargo», ellos encuentran una excusa, un nuevo plazo, una dilación, cuando no una acusación a la inversa. Si pides cuentas, tienes malas intenciones.

De La Isla a La Laguna

La sensación era mayoritaria hace unos días en un populoso debate público en San Fernando. Quizás porque el desfalco de La Isla es la madre de todos los ejemplos de este vicio, que una ruptura política de paripé mutuo (PA, PP) cambia bien poco. También es apreciable en la actualidad local de cada día. En cada gesto público, en cada paso. ¿Es usted responsable? Yo no soy culpable. La culpa es de los demás. ¿Y la responsabilidad?. Para encontrar pruebas domésticas, basta con el pequeño lío de las obras del Carranza. Ya hubo embrollos similares en el mismo escenario (Supersol, marcadores...) pero las preguntas son las mismas: ¿Merece la pena el gasto? ¿Podría hacerse mejor? ¿Quién cometió el evidente error? La reacción de los responsables siempre es la misma. Estás contra el proyecto. No quieres a Cádiz ni al Cádiz. Derrotista. Por lo menos, algo hacemos. Si comparan las interrogaciones con las tópicas contestaciones, comprobarán que nada aclaran.

El Ayuntamiento de Cádiz es responsable, único y máximo, de todo lo que suceda en esa obra, con el añadido fundamental de ser la más cara de la ciudad entre todas cuantas se acometen con dinero municipal. Nadie dice que sea culpable de la última incidencia (achacable al dueño de la tienda cerrada, que todo lo ha bloqueado). Pero si alguien ha engañado, el dueño del recinto es responsable de haber dejado una grieta -legal, que no legítima- por la que poder actuar. Todo lo que suceda en un inmueble municipal, en un proyecto municipal, es responsabilidad municipal. Malos tiempos si hay que defender obviedades.

Mis líos son cosa tuya

El ya plúmbeo liazo de los socialistas gaditanos también deja otra prueba de esta resistencia imparable a la aceptación de las responsabilidades. Su secretario provincial, González Cabaña, decía el pasado lunes, tan pancho, que todos los anuncios sobre la resolución de los expedientes internos a doce militantes, que todas las apuestas sobre candidaturas en Cádiz son cosas de los demás, de la prensa, chismes y ocurrencias menores, creados por seres abyectos, que pueblan los medios de comunicación o algunas tribus minoritarias de su propio partido. Dijo todo eso y se quedó tal cual, a pesar de que las pruebas (busquen en Google o hemerotecas) señalan que todos esos pequeños líos los han creado dirigentes socialistas con comentarios que, en algunos casos, ni siquiera les fueron solicitados.

¿Quién dijo aquello de «ni aunque me lo pidan de rodillas»? ¿Quién se ha inventado que media docena de dirigentes socialistas dijera «no, gracias»? ¿Quién mencionó el nombre de Marta en público, aunque quizá no en vano? ¿Quién, si no Rafael Velasco, dijo que la resolución de los expedientes «se haría pública en una semana»?

La última frase la pronunció el número dos del PSOE andaluz en presencia del propio Cabaña. Ni aún así. La única respuesta a todas estas preguntas es la de siempre: Cosas de la prensa, o del enemigo.

Siempre los demás. Como en el caso de la caja o el estadio, como en todos, esta manipulación deja intacta la gran pregunta de fondo, la exigencia de responsabilidades: ¿Tiene el PSOE un plan, un equipo unido para mejorar el equilibrio político de fuerzas en Cádiz?.

Esperanza en la calle Ancha

Al menos, el Rectorado ha dado muestras esta semana de que aún hay representantes institucionales libres de la plaga. Pese a la presión (de los medios, municipal y de los dos grandes partidos) pese al empecinamiento de los que siempre tienen las mejores cartas (y los mejores asesores, ex responsables públicos), pese a medirse con los que están acostumbrados a decidir por la vía del hecho consumado.

Los encargados de decidir dijeron que no. Sin buscar tramas, adjetivos ni fantasmas. El Rectorado cree que no hay necesidad de una Escuela de Enfermería en Villamartín. Lo estudió. Y que no. Sin señalar a nadie. Era su responsabilidad decidir. Los culpables, que los busquen otros.