Grecia sube impuestos para convencer a la UE y el FMI
ATENAS. Actualizado: GuardarEl primer ministro griego, Giorgos Papandreou, respondió ayer a las presiones para que adopte un severo plan de ajuste fiscal con un nuevo programa de ahorro a tres años, que incluye fuertes recortes de sueldos de los funcionarios, una congelación salarial en el sector privado, una subida del IVA hasta el 21% y un incremento de los impuestos especiales que gravan el tabaco, el alcohol y las gasolinas.
Atenas salió así al paso de las presiones internacionales para que sanee sus cuentas, reduzca su endeudamiento y disipe los temores de que la crisis de credibilidad que amenaza al euro se extienda a países como España y Portugal, cuya deuda soberana acaba de ser degradada.
La Comisión Europea comunicó que las discusiones sobre el programa de ayuda a Grecia de los países del euro y del Fondo Monetario Internacional (FMI) están a punto de terminar, pero supeditó la entrega de los fondos a la puesta en marcha de los ajustes comprometidos. «La financiación en forma de préstamos coordinados de los Estados de la zona euro estará condicionada a la aplicación de las decisiones pedidas en cada etapa, para que se cumplan las condiciones de consolidación presupuestaria y de reformas estructurales», indicó el comisario de Asuntos Económicos, Olli Rehn.
La Unión Europea y el FMI habrían pedido al ejecutivo heleno que en los dos próximos años rebaje en diez puntos porcentuales el déficit público, que en 2009 alcanzó el 13,6% del PIB, y que acometa un recorte en los salarios. Los dos principales sindicatos griegos han expresado su rechazo a los recortes mediante la convocatoria de una huelga general para el 5 de mayo.
Estados Unidos y Alemania también se sumaron a las presiones. El presidente estadounidense, Barack Obama, telefoneó el miércoles por la noche a la canciller germana, Angela Merkel, para interesarse por la operación de rescate a Grecia. La Casa Blanca y la cancillería alemana hicieron saber que Obama y Merkel coincidieron en la necesidad de que Atenas adopte «medidas decididas» para controlar su déficit y reducir la deuda, que según todas las estimaciones asciende a 300.000 millones de euros, un 115,1% del PIB.