Petróleo al alza
Crece el temor a que una fuerte subida del precio frene la recuperación económica
Actualizado: GuardarEl alza del precio del petróleo durante la última semana ha suscitado la consiguiente preocupación sobre la posibilidad de que dicho movimiento en el mercado del crudo pudiera adelantarse a las perspectivas de recuperación de las economías occidentales hasta lastrarlas con un incremento prematuro de los costes. La señal viene a recordarnos que los países productores de petróleo no dependen únicamente de EE UU y de Europa en cuanto a sus exportaciones. La creciente demanda energética de los emergentes, y en especial del volumen de crecimiento que representa China, ha cambiado las reglas de juego cuando Occidente trata de salir tímidamente de la recesión. De manera que la contención de precios a la que pudieran comprometerse los países productores sería más el reflejo de su sentido de la responsabilidad respecto a los equilibrios de la economía mundial que una necesidad impuesta por sus clientes industriales de antaño. Los países más desarrollados están obligados a persuadir especialmente a los gobiernos del Golfo sobre el interés común que los uniría a la hora de diseñar la política inmediata de precios del crudo. Pero la tentación de los productores de petróleo de convertirse en árbitros determinantes de un nuevo orden económico global resulta demasiado grande como para que Washington y Bruselas se confíen en la posición de liderazgo que han podido desempeñar en el pasado los países a ambos lados del Atlántico. De poco sirve la promesa de que el precio del petróleo no excederá de 100 dólares el barril si su incremento persiste durante las próximas semanas, generando una subida en cascada en el precio de servicios y productos esenciales para la reactivación de las economías occidentales, empezando por los costes del transporte. Mientras Europa parece contener la respiración ante las dudas de solvencia financiera que plantearían los socios de la Unión con mayores índices de déficit público, comenzando por Grecia, podría cernerse una nueva incertidumbre de carácter global si la cotización del crudo afecta al precio del combustible final y éste retrae el ya de por sí limitado impulso de la economía occidental. EE UU y Europa no pueden esperar a ver si se confirma o no tal eventualidad, sino que tienen que tomar la delantera negociadora conscientes de que su apuesta por las energías renovables dará frutos muy tardíos.