ANDALUCÍA

EL PRIMER AÑO DE GRIÑÁN

Doce meses vertiginosos, con remodelaciones, agobiado por el paro y alentando fusiones de cajas

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El primer año de Gobierno de Griñán, que se cumple este fin de semana, ha estado marcado sobre todo por una sangría de parados que desluce cualquier otro dato positivo sobre una gestión que, en el fragor de numerosos cambios y algunas sombras, ha tenido también sus luces. Ha sido sobre todo un año de vértigo para el presidente de la Junta, cuya fuerte personalidad ha irrumpido acaparando quizás más protagonismo que la propia gestión de su ejecutivo. Una personalidad decidida que le ha permitido hacerse con el control absoluto del Gobierno y de su partido, el PSOE, en el que hace doce meses era mero militante. El proceso le ha supuesto roces con algunos de los que hace un año apostaron por él. Quizás este sea el coste más amargo de la consolidación de su liderazgo político, cuyo alcance no se verá hasta que Griñán pase el primer sarampión de unas elecciones, en este caso la de las municipales.