Opinion

Coincidencia sobre el TC

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La rivalidad entre los dos grandes partidos, que casi siempre es sistemática y desaforada, presenta sin embargo algunas excepciones magnánimas en ocasiones excepcionales que nos permiten creer que, bajo la espuma de las disputas, las dos formaciones que se alternan al frente del Gobierno esconden una cierta grandeza. Éste es el caso de la coincidencia que ambas mantienen sobre la improcedencia de llevar a cabo precisamente ahora la renovación del Tribunal Constitucional (TC), que debió haberse efectuado en diciembre en 2007, cuando terminaron su mandato de nueve años cuatro magistrados. El artículo 27 de la ley orgánica del TC prorroga incuestionablemente el mandato de los miembros del tribunal hasta que su sucesor tome posesión. Por lo tanto, el TC, aunque disminuido por una recusación y un fallecimiento, tiene plena legitimidad para cumplir con las funciones que le asigna la Constitución. Renovarlo ahora, a mitad del partido, en pleno debate sobre la reforma del Estatuto de Cataluña, no sería, pues, poner en marcha un mecanismo automático y aséptico sino interferir claramente en la institución para mediatizar y sesgar políticamente sus decisiones.